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LAS FORMAS FUNDAMENTALES DEL AMOR 19 cumque feror. Se da, por tanto, entre las conciencias una ley de gra­ vitación espiritual cuya fórmula es la de San Agustín25. Pero si la persona por el amor se inclina hacia el objeto amado, es para actuar sobre él. Ortega ha descrito con impresionante realismo el encuentro de una persona con otra que puede estar inspirado por el amor o por el odio. Recogemos el momento central de su descrip­ ción: «El amor y el odio actúan constantemente; aquél envuelve al objeto en una atmósfera favorable, y es, de cerca o de lejos, caricia, halago, corroboración, mimo. El odio lo envuelve con no menor fuego, de una atmósfera desfavorable; lo maleficia, lo agosta como un siroco tórrido, lo destruye virtualmente, lo corroe» 26. No se puede decir más con menos palabras de este primer encuentro del amor que tiene la­ mentablemente una correspondencia paralela en el odio, tema sólo de contraste en esta reflexión. Es de advertir ulteriormente que la abertura del amor tiene su historia: individual y social. Anotemos algo sobre la individual. Me atrae porque dentro de la riquísima literatura filosófica del encuentro individual, España se halla excelentemente representada. Baste recor­ dar a Rof Carballo y a Laín Entralgo. Rof Carballo que siente un cálido entusiasmo por la categoría del encuentro, lo estudia ya desde el latir del niño en el seno de la madre. Su teoría de la urdimbre afectiva es luminosa y entrañable27. Laín Entralgo, en su ponderada obra, Teoría y realidad del otro, nos hace asistir al desarrollo del en­ cuentro desde la primera sonrisa del lactante. La llama sonrisa virgi- liana 28. Alude con ello al delicioso verso del poeta Virgilio, quien dirigiéndose al niño recién nacido, le dice: Incipe parve puer risu cognocere matrem 29 : Todos saben que hay fiesta en el hogar cuando 25. S. A g u stín , Conf., XIII, 9, 10. Repetida esta idea en De civitate Dei, X I, 28; De genesi ad liíteram, IV, 33. Sobre el tema me remito con sentida complacencia a la bella página de V. C apánaga , Agustín de Hipona. Maestro de la conversión cristiana, Madrid, Edica 1974, 285, que lleva este epígrafe: La ley gravitatoria del espíritu. 26. J. O rtega y G asset , Estudios sobre el amor. Facciones del amor : O. C., t. V, 545 ss. 27. J. R of C arballo , El hombre como encuentro. Homenaje a Zubiri, Ma­ drid 1970, t. II, 585-616. Ha ampliado este tema en la obra de más de 500 páginas que lleva ese mismo título, publicada por Alfaguara (Madrid 1973). 28. P. L aín E ntralgo , Teoría y realidad del otro, Madrid, Revista de Oc­ cidente 1961, t. II, 164. 29. V ir g ilio , Egloga IV, verso 60.

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