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«HEIDEGGER Y LA NECESIDAD DE LA FILOSOFIA» 519 bre un «entre» especial. Entre su propia concepción del origen existencial de la historia y la división tradicional de la historia en monumental, anticuaría y crítica construye Heidegger su discusión/encuentro. El ha encontrado un punto de intersección. Se aventura con su camino del pensar en el camino del pensar de Nietzsche. Heidegger comprueba primero que en esa triple división se piensa también de manera adjunta la cuestión de su unidad y su temporalidad. Igualmente ve Heidegger en la frase de Nietzsche «Gott ist tot» un documento histórico del abandono del hombre en medio de lo existente entendido existencialmente. Sin decirlo y de forma descuidada en el usual campo abierto (o fundamento primi­ tivo) de lo expresamente pensado, pero todavía no reconocido como tal, se ha decidido de antemano además la pregunta sobre el ser, el ente supremo y su nulidad de manera callada y desatenta. Heidegger descubre una base del pen­ samiento de Nietzsche que se entendía de una y no de otra forma, y que per­ maneció oculta incluso para Nietzsche. (No es, pues, para maravillarse que Heidegger tenga que entender expresamente a Nietzsche de manera distinta a la que éste mismo entendía sus principios de base.) En la reflexión sobre lo que ha quedado impensado no se trata de un asun­ to de medición. No se trata de rastrear consecuencias de pensamiento incom­ prensiblemente omitidas sobre la base tomada por una posición filosófica —en este caso la de Nietzsche—. Se trata más bien de descubrir las cosas dadas de antemano que en y con estos principios básicos de una posición filosófica se aceptan de manera irreflexiva o se suponen como sobrentendidos. Lo que im­ porta consumar pensando no es todo lo que puede entenderse sobre la base de las posiciones válidas de Nietzsche. Importa más bien comprender esa base misma, que es condición de la posibilidad para efectuar comprensiones en el sentido (espíritu) de Nietzsche. Así, respaldado por sus principios, que consi­ dera de validez última, se dirige Nietzsche a todo aquello que puede compren­ der expresamente sobre el fondo de sus principios. Según Heidegger busca Nietzsche un Dios nuevo y con ello el asegurar —desde el fundamento mismo— un nuevo garante de la consistencia de lo existente22. Pero, porque Nietzsche acepta como natural ese fundamento soli­ citado respecto a su propia «fundamentalidad», consistencia y duración, ese fundamento, que él mismo ha descubierto, le resulta incomprensible «en el fondo»: El mismo Nietzsche no entendió en que se comprometía con la elec­ ción de su nuevo fundamento más fundamental. A él se le oculta por eso todo lo que ha sido decidida en las preguntas expresamente planteadas con la elec­ ción de ese fundamento. Tratando de entender ese abismo o fundamento pri­ mitivo de la posición de Nietzsche que ha quedado sin cuestionar, busca Hei­ degger lo más fundamental digno de ser pensado —las condiciones de posibi- 22. N I, 443.

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