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LOS SANTONES DE PROVENZA 499 Que hayan tomado sus modelos de las pastorales o de la obra de los escri­ tores realistas que les habían hecho populares o que se hayan inspirado direc­ tamente de las escenas de la vida cotidiana, los santoneros han querido fijar en la arcilla este pequeño pueblo de sociedad. El nacimiento acoge pues, al pescador de red tocado con un gorro rojo frigio, teniendo una cesta de pescados a la cadera y llevando su red al hombro; la pescadora, bien plantada, con un cesto en cada brazo y la romana engan­ chada al cinturón. La llamaban la del mercado, como a su comadre la parti- sana que vendía verduras. Estas damas, de la lonja o del mercado, personajes de gran color y de los más pintorescos, eran, de hecho, los más conocidos y más ricos y de ahí le viene el nombre de la del mercado que significa: pez gordo. Pez gordo también, que ejercía su oficio tanto en el puerto como en el mer­ cado, el descargador ha sido santonificado. De condición más modesta eran la lechera, que iba de casa en casa a ven­ der su leche con su cántaro v su medida de hojalata; y la florista que vemos ofreciendo sus flores. Personajes familiares de las calles y plazas de Marsella acompañadas a veces de una cabra, la vendedora de requesones que viene del pueblo vecino de Rove a vender su queso al grito de ¡Requesón! ¡Requesón!, y la vendedora de cara­ coles que ofrece sus caracolitos cocidos en agua salada canturreando: «Los caracoles en salmuera los tengo grandes y pequeños». También está, llevando en grandes collares, la ristra de ajos que vende, la vendedora de ajos. En algunos nacimientos, que han desaparecido de nuestras ciudades, encon­ tramos al aguador, con un tonel a la espalda que sujeta en su frente, a la mu­ jer del horno, teniendo en su cabeza un infiernillo de cerámica que servía para calentar los alimentos tanto a los vendedores al aire libre como en las barcas o a la mujer de la jarra de aceite que recogía por las buenas obras. C iudadanos imp ortan tes Tan sólo un ciudadano importante es admitido en el nacimiento, el alcalde, que se ha impuesto por mediación de una Pastoral y del que otras pastorales han conservado al papel cómico y, sobre todo, la escena de la acumulación de chalecos, incluida la de Maurel, a la que han añadido el personaje de Jordán beneficiándose de ello, sin el título de alcalde y sin su fajín, pero llevando como él el bicornio, la levita y... los chalecos. El alcalde y Jordán son los únicos santones que llevan buenos trajes bur­ gueses entre la multitud de santones representados con sus vestimentas de trabajo. Al lado del alcalde se encuentra siempre, tocado con un bicornio, el guarda rural que toca el tambor. Pero también se le representa en su papel de prego­ nero dándose mucho pote: el trompetero.

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