PS_NyG_1984v031n003p0493_0509

502 CHARLES GALTIER tes, del mismo modo que aquellas a las que el ejercicio de su oficio o profesión implica una vida sedentaria. En efecto, el nacimiento no está concebido como una figuración estática de la Navidad. Es una Pastoral, es decir, la representación del ’camino hacia la estrella’. Todos estos santones van a Belén a adorar al Señor. Por muy estáticos y for­ zados que estén, por las necesidades del moldeado, para cambiar sus gestos en actitudes, hay en ellos un impulso y una apariencia que sugiere su progresión o por lo menos debe hacer ver que su postura momentánea no puede oponerse a ello. Sólidamente plantados en su zócalo de arcilla tenemos que imaginar que caminan. Todo santón debe estar en movimiento, si está en reposo, no debe ser más que una pausa entre dos etapas. Por otra parte, en su nacimiento, muchos hogares creen sugerir este avance hacia Belén ya sea utilizando santones de diferentes dimensiones, colocando los más grandes en primera fila, los más pequeños en un plano posterior, o des­ plazando las figuras que venidas de lejos se acercan de día en día y se encon­ trarán reunidas a orillas del establo la noche de Navidad. Los ORÍGENES DEL NACIMIENTO Y DE LOS SANTONES Estos numerosos santones que van a Belén, ¿de dónde son? La costumbre de hacer el nacimiento se mantiene en Provenza con tanta constancia y fervor que parece que sea una tradición venida de más allá del tiempo. Desde los siglos III y IV la escena de la Navidad figura en los sarcófagos paleocristianos. En Arles podemos ver dónde se encuentran representados la Virgen y el Niño, el asno, más tarde el buey, el ángel, la estrella, los pastores, los magos y sus camellos. A mediados del siglo XII se encuentra esta escena esculpida en edificios románicos y durante toda la Edad Media, Navidad, Pa­ sión, Vida de Santos serán el tema de los Misterios y las representaciones he­ chas en el pórtico de las iglesias. Pero hay que esperar al siglo XIII para que sea concebido el primer naci­ miento. Poniendo en escena personajes vivos y figuritas. Todo el mundo está de acuerdo en atribuir la paternidad a San Francisco de Asís que en 1223 en Greccio, quiso «representar al niño recién nacido en Belén y ver de alguna manera, con los ojos del cuerpo, la indigencia en que se encontraba de hecho, que le faltaba todo aquello que un recién nacido necesitaba, cómo fue acos­ tado en un pesebre y cómo entre el buey y el asno yacía sobre la paja». Los provenzales aceptan de muy buena gana esta tradición porque saben que, la señora Pica, la madre del Poverello, era de Tarascón y piensan que ella debió inspirarle contándole los detalles de alguna Pastrage, que es una repre­ sentación de la adoración de los pastores en la misa de medianoche celebrada en Navidad. De todas formas, es de Italia de donde fueron llevados a Provenza los nacimientos de Iglesia.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz