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436 ANTONIO LINAGE CONDE de la celebración de los dos oficios exigidos por las ordenanzas en sufragio de los muertos durante el mismo lapso del año. Y no muchos más testimonios para la historia del sentimiento reli gioso nos brinda nuestro archivo. ¿Puede extrañarnos eso, si en el mismo caso están monasterios enteros de vida mucho más larga? Y ello, ¿qué quiere decir? ¿Se debe únicamente a la índole contable y jurídica, para aquel mismo presente que pasó, de la documentación conservada, y no cronística e historiográfica, para nuestro menester y curiosidad de hoy? ¿O además nos está ejemplificando, tout court, las limitaciones de esa reconstrucción del tiempo ido en que la misma historia consiste? Que al fin y al cabo, por el LCA3 sabemos del coste del vino, pero nada de las ensoñaciones que su calor alumbrara en los pechos de los confraternales que se mostraron con él ávidos más allá de la raya... La fiesta anual de la Virgen del Carmen tenía su «función», según la terminología usada desde la fundación hasta 1831; desde 1832 se habla de «misa», pero no creemos significativo tal cambio léxico. Doce reales que por ella devengaban el cura y el sacristán, además de la otra partida regular para la fábrica de la iglesia a título de cera, in cienso y ornamentos. Ornamentos sólo que, dejándonos un aroma de más intensamente litúrgica nostalgia si cabe, se expresa el mayordomo de 1845 133. Y los cuatro reales del tambor para dar también lo suyo al folklore sacro. 12 reales aquéllos que suben de golpe a 65 en 1859, a la vez que se especifica «misa de la función y vísperas». ¿Se habrían introducido éstas como novedad en la misma fecha? Aunque ni aun así tan empinado crecimiento sería proporcional al del coste de la vida y consiguiente descenso del valor del dinero. Lo que sí nos consta es que tras de la misma misa jubilosa de blanco en loor de la Virgen el dicho día de su fiesta, 16 de julio, se cantaba el oficio enlutado por todos los hermanos difuntos. Hasta que el año 1852, a continuación del tal, estando como de costumbre los conmilitones en la sacristía para el rezo de las atenciones de aquel ejercicio, el párroco de Santiago les hizo ver que dicho canto fúnebre no sonaba bien seguidamente de aquella liturgia de alegría e incluso 133. Cera, incienso y demás ornamentos en 1846. A veces la fábrica no aparece como la destinataria con esos tres miembros designantes de las aplica ciones de la data, sino que figura con ellos en aposición. O se escribe «derechos a la fábrica» sin más. Todo irrelevante, desde luego.
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