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LA COFRADIA DEL CARMEN DE SEPULVEDA 435 Chocándonos menos sea el mismo caso, desde 1910, con los 44 reales de «focos y dulzainero» m ; y las 8 pesetas de «baile y alumbra­ do» en 1916. Hasta que la ficción bicontable, hacía tiempo parece que superado el temor reverencial a las visitas episcopales y sus paternalistas repri­ mendas de familia, y el miedo más serio a las austeridades dictatoria­ les del poder civil, desaparece. De manera que las cuentas de 1931 son las últimas consignadas en el LCAl. Para los dos años siguientes se hicieron constar los correspondientes epígrafes, pero sin proseguirse con contenido alguno, y estando todavía en blanco los correspondien­ tes folios. Viniendo, pues, a monopolizar el LCA3 la dimensión dine- raria de la hermandad 132. Y ya es llegado el momento de que nos preguntemos por la causa de que este disimulo fuera privativo del Carmen entre todas las cofra­ días sepulvedanas que tenían el mismo interés en lo ocultación a la superioridad de las partidas de sus «refrescos». La respuesta nos parece fácil. Lo tardío de su fundación únicamen­ te, que posibilitaba un silenciamiento ab initio, en las otras imposible, por venir arrastrando su realidad contable desde unos orígenes ya re­ motos en que la tal solución o no se concebía o no se veía hacedera o no parecía necesaria. Añadamos que dicha fecha de la fundación del Carmen coincide con algunas de las admoniciones episcopales más drásticas a algunas de las otras hermandades, según acabamos de ver. Y el mayor temor al poder civil por su índole gremial y su novedad misma. ¿Acaso barruntándose ya desde aquel recoleto rincón el tra­ monto del antiguo régimen? De la piedad barroca a la romántica Ya vimos cómo el libro de actas da puntualmente fe del rezo anual de las conmemoraciones por los hermanos y bienhechores difuntos y 131. Otras veces «focos y tambor». 132. En el LCAl han sido encuadernadas las cuentas de 1956, 1958 y 1961-8, pero su contabilidad es ya la real, incluyéndose el pan, el vino y la «gaita y redoble». Incluso el «vino .tinto para la sopilla». Y la «proporción» entre lo sacro y lo profano mantiene su constante. En las últimas cuentas estudiadas, las de 1968, de un total de 4707 pesetas de data, 2490 corresponden a pan y vino, 500 a redoble y gaita, 100 al repartidor de colaciones y 75 a la junta de San Juan.

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