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LA COFRADIA DEL CARMEN DE SEPULVEDA 433 no pasaban hambre y tenían suficiente margen para el regocijo vinario que les permitiera consolarse un poco, también de tejas abajo, de lo fallecedero de la condición humana in hac lacrimarum valle que la mis­ ma esencia de la cofradía les estaba recordando por otra parte. Y a pesar de la sequedad, meramente de teneduría de libros y sin las sorpresas o colorido del mismo comercio casi nunca, de las partidas de la data y el cargo, a veces nos da que pensar y sentir la rara avis de un pormenor, significativo aunque no resulte del todo preciso. Así, en el año del cólera, 1856, «16 entierros por 25 cuartos». ¿Qué difi­ cultades especiales hubo que afrontar en la trágica mortandad a costa de ese precio cuyo equivalente brilla por su ausencia en los demás años de las defunciones ordinarias? Y si de esos mediados de siglo pasamos a las postrimerías, la sus­ tancia de la doble contabilidad que venimos comentando se mantiene con alteraciones que no tocan fondo. Así, tomemos las partidas de 1891. 173 reales suma la data ficticia del LCAl (función de iglesia, 5 oficios, entradas y salidas y cera); 330 en cambio la real del LCA3, incremen­ tada por 82 reales y medio de 5 cántaras y media de vino y 56 reales de 40 panes 122. Y es el caso que ciertos pequeños detalles también de la discordan­ cia entre los dos libros, que no podemos achacar al inspirador deseo de ocultar, pues no se concibe interés alguno en ello tratándose de los tales en concreto, nos inducen a pensar siempre que lo que se cuidaba de veras era el LCA3, siendo el otro un mero formulismo nacido ya archivístico 123. Así en 1885 el LCA3 consigna 4 reales por dos velas 122. La desproporción es menor. Pero ello se debe a que desde 1884 so­ plaban en la cofradía vientos de mayor austeridad que, desde luego no cabe atribuir sino a un empeoramiento económico de la misma, y determinaron la supresión del queso a partir de la tal fecha. Sin embargo, en 1912 se sigue sin queso, pero el gasto de pan es de 106 y el de vino 176, frente a un total de expensas «ortodoxas» en el LCAl de 149. Y ello dejando los menores de «fo­ cos y gaita» y la junta de San Juan. 123. Ese año mismo, aparte los 10 reales de tambor y robla que figuran en el LCA3 únicamente, los 70 reales de los 5 oficios en el LCAl son 85 por los mismos «oficios y entierros» en el LCA3. Aunque recordemos lo comprobado de los aditamentos vinales en los tales entierros, para no caer en la versión «inocente» de esta diferencia. Por otra parte, el englobar en una misma partida gastos lícitos pero excluidos del LCAl con otros vedados o sospechosos, es nor­ mal. Así, en 1897, «21 reales por razón de junta, tambor, robla y dos velas de a cuarterón para alumbrar a Nuestra Señora».

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