PS_NyG_1984v031n003p0395_0474

LA COFRADIA DEL CARMEN DE SEPULVEDA 423 se consigna90, de «una libra de velas para alumbrar el santo cristo en los días de la función»91 o a la «media libra de cera que se gastó en alumbrar a la efigie de Nuestra Señora» el 1829 o «una libra de cera que se gastó para alumbrar al santo cristo y a la Virgen en los días de la función», en 1831. Y en 1851 «es cargo dos reales y medio de una asistencia con las hachas». Y los inventarios de «los bienes y alhajas» que los abades se van rindiendo al sucederse, nunca se olvidan del preciado género, cuyas existencias de 1793 a 1837 oscilan entre cuatro hachas enteras y dos medias. Tanto es así que los libros nos van ofreciendo un cierto vocabula­ rio de la especie. «Dos hachas de cera, para ocho libras, bajados los cabos», en 1843 92; y en 1849 «rebaja de dos cabos que se llevaron93; «rebajados unos cabos que había de anterior», tres años más tarde, o sea, «en limpio». «Bajados los cabos y mocos», se precisa en 1854, cuando también se abonan «4 reales por las volanderas» en 1857, 12 reales «por hacer las hachas de maderas (sic) » ; y en 1861 «4 rea­ les de los vasos para las hachas». Y se precisa el peso a veces, no a título de justificación estimativa del precio, sino por acorde con la específica destinación ceremonial de sus variantes. Tal dos velas de cuarterón en 1855. Toda una civilización, sí, que a estas alturas, y a pesar de que el tiempo que de ella nos separa, insistimos, sea corto, por la profundidad y celeridad del cambio experimentado nos torna documentos históricos ya añejos incluso los membretes de las facturas de alguno de los pro­ veedores de principios de nuestro mismo siglo x x 95. 90. Además de 2 hachas de 5 libras cada una. 91. «Una libra de cera en dos velas», en 1828. 92. Costaron 74’17; según LCA3. 93. En 1866 se rebajan 44 reales «que ha habido de cera vieja». 94. En 1862, 12 reales por «las volanderas para las hachas». 95. Véase el número 16 del apéndice documental; cfr. los núms. 15-6. En una bibliografía emparentada, atraemos la atención sobre la publicación en curso de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, Establecimientos tra­ dicionales madrileños (3 volúmenes aparecidos; Madrid 1980-1982). Cada tomo abarca determinados barrios. Cfr. E. R oncero , El infinito milagro de la luz (la cera), en la obra colectiva citada ya en la nota 38 « Semana Santa en Sevilla. III. El esplendor del alma y la madera» (Sevilla, 1983), pp. 183-91.

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