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420 ANTONIO LINAGE CONDE ca» que se daban a la «de la iglesia en cada un año, por la cera, incien so y ornamentos». Y el mobiliario no se completó al comenzar el funcionamiento del nuevo ente canónico. Téngase en cuenta que sólo de las varas de plata se habla, tanto en las cuentas de que acabamos de hacer men ción como en las encomendaciones fijas de la misma fecha de que más atrás dijéramos. De manera que en las siguientes, a 1792, constan «dos varas negras para asistir a los entierros»80; «una (sic) arca para meter la cera y las varas»81, en 1793; tres partidas en 1794, por «la «efigie del Santo Cristo y retocarla»82, el respaldo del mismo y el «retocar las varas que se llevan en la procesión y rogativas» 83. Mobiliario que, ya a propósito de las encomiendas dichas perpe- tuadoras de la gratitud a la memoria de los benefactores que le apor taron, ya lo hemos visto, estaba también sujeto a renovación al cabo de los tiempos. Pero concebido para durar. En tanto que hay otro utillaje, y desde luego el más individualizador y característico, cuyo destino ya ab initio era consumirse, como un símbolo pintiparado, tan matemáticamente exacto como insondablemen te henchido de belleza y aliento poéticos, tanto de la intercesión sacri ficial como de la misma vida humana, de la esencia honda de la her mandad pues. Y se trata de la cera. Correlativa y, a la vez, por igual tan material como simbólicamente imprescindible lo mismo para su funcionamiento cotidiano que para sus grandes eventos periódicos de la dicha cotidianidad compendiadores. Tanto que de toda una civiliza ción de la cera, a propósito de este mundo de las cofradías sepulveda- nas M, recoleto, impasible y casi diríamos que callado, por la permanen- 80. 9’16 reales. 81. 14 «reales. 82. Notemos la vitalidad artesanal y la exigencia del gusto que el segundo miembro del gasto denota. Tengamos en cuenta que lo mismo se nos había dicho de las varas. 83. 37,40 y 12 reales. 84. Desde luego que nada original, ni teñido de localismo alguno. Así, los documentadísimos estudios de José G a r m en d ia A r r u a ba r r en a , L a cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia de los vascos de Cádiz en el si glo XV11", y[...] de 1700 en adelante, en Boletín de la Real Sociedad Bascon- gada de Amigos del País 34 (1978) 215-68 y 375-412, conceden también su pro tagonismo a las ocho cererías de la ciudad meridional abastecedoras de tal her mandad. L a expresión «civilización de la cera» fue lanzada por nosotros en nuestro artículo citado en la nota 6, p. 329. Por un error mecánico se atribuye a Braudel en el espléndido e imprescindible estudio de S . M iranda G ar cía , La religiosidad española a través de la gran novela decimonónica, en «Iglesia, so-
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