PS_NyG_1984v031n003p0395_0474
LA COFRADIA DEL CARMEN DE SEPULVEDA 417 año de 1815, que fueron José López69 y Juana Bermejo» 70 y «por los mismos José López y Juana Bermejo», lo que dura hasta 1913, cuando es sustituido por el recuerdo más fresco de «los hermanos que contri buyeron a pagar el pendón blanco. Año 1912». Y en 1829 «por María Escorial, por haber dejado una efigie de Nuestra Señora del Carmen 71 a favor de dicha cofradía». Cerrándosenos así todo un primigenio y completo inventario, a saber, las insignias de mando y gobierno, la ima gen doméstica de la Señora bajo el dosel de su abrigada veneración 72, la del Señor prometedoramente acompañatoria de su último viaje, y las amplias aunque más bien plegadas banderas con sus sendos colores, ora de gozo ora de dolor. Utillaje popular y sacro que hay que ir renovando. Con lo cual se va sucesivamente engrosando el rosario de estos rezos anuales entre la monotonía y la sublimidad. Desde 1837 «por los hermanos que contri buyeron a pagar el pendón negro en el año 1836», que cede su lugar casi un siglo después a otra nueva «por los hermanos que contribuyeron a pagar el pendón negro en el año 1924» 73. Y «por los hermanos que contribuyeron a pagar las varas en el año de 1841» 74; y desde 1928 «por el donante a Nuestra Señora del Carmen, don Antonio Giménez», y luego, a partir de 1936, «por Eulogio Román Molinero, por haber mandado las varas de plata a la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen». Y en la última acta a nuestra vista, como si no estuviera a punto de consumarse la agonía universal de tantas tradiciones, de toda la ci vilización tradicional que sin más se ha podido decir, «por Felipe Ve- lasco y Pablo Barrio, por haber mandado a la Cofradía del Carmen seis vasos de plata», año de 1952. Y a cual más sencilla la teología subyacente. Por un venturoso azar tenemos un texto sepulvedano coetáneo al nacimiento de nuestra her mandad que nos la expresa sin pretensión ninguna, cuando el cabildo 69. El año siguiente se añade «menor», y en 1817 García. 70. «Su mujer», se precisa en 1818. 71. «Pequeña», se precisa en 1835; «de bulto», en 1841; «que se sube a la casa», en 1854. 72. El dosel debió de ser procesional, para la imagen venerada en la igle sia, no propia de la hermandad; la donada por María Escorial, para la expan sión devocional en la «casa acostumbrada», no le precisaría ni la resultaría adecuado. 73. En años sucesivos se dice 1922, sin duda por error, e incluso 1912. Y desde 1948 «por, los hermanos que contribuyeron a pagar negro y blanco. Año 1912». 74. Falta a veces. Así, desde 1908. Véanse los documentos 14 y 15.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz