PS_NyG_1984v031n003p0395_0474

LA COFRADIA DEL CARMEN DE SEPULVEDA 411 tada, pero por eso mismo consoladora. Por los bienhechores que hi­ cieron posibles estas cuatro paredes y la representación ceremonial a la que sirven de marco, por los muertos del año 39, por todos los her­ manos difuntos, por todas las ánimas del purgatorio. Y el credo a la pasión y muerte del Redentor y la salve a la Señora, su madre y la nuestra. Es la misma monotonía insuperable que en la iglesia hace arrastrarse la cantilena del ofertorio en el coro mientras en el altar sigue desarrollándose el rito sacro: "Domine Jesu Christe, rex gloriae, libera animas omnium fidelium defunctorum... La misma que llega a dotar de toda una arquitectura la sucesión ininterrumpida de las notas autenticadas anuales en los libros de actas: En el día [ . . . ] se celebró un oficio por nuestro hermano [ .. .] . Lo que certifico como abad de legos [ .. . ] . Los libros de actas que ya están reclamando nuestro retorno al redil erudito. La provisión de los cargos El 15 de julio de cada año, después del canto de las vísperas litúr­ gicas de la fiesta titular del día siguiente, tenía lugar la renovación de los cargos —oficiales o de justicia— 40. El sistema era la cooptación. El alcalde designaba dos electores y el contador de viejo uno, y los tres ante el abad de legos como feda­ tario 41 llevaban a cabo los nuevos nombramientos. Y todavía más sorprendente que la inmutabilidad de la norma nos parece la de las fórmulas que nos la documentan, entre 1791 y 1952, última ésta que tenemos a la vista. En cuanto a la primera sólo son verdadera excepción los años de 1803 a 1813 42, en los cuales es el alcalde únicamente quien nombra 39. Nominatim, pero nada más. Por supuesto que a su lado los obituarios monásticos resultan muy sustanciosos; cfr., por ejemplo, G. M o n g elli , Un ne- crologio di Montevergine dei sccoli XVUI^XIX, en Benedictina 16 (1969) 47-114. 40. Recordemos que en las hermandades sepulvedanas los titulares de to­ dos los cargos se llamaban genéricamente cofrades, mientras que los demás miembros que no ostentaban cargo alguno eran los meros hermanos. 41. Aunque este detalle de la presencia abacial, por otra parte secuela obli­ gada de la índole «notarial» del cargo, sólo se nos consigna expresamente por primera vez en 1846. Véase infra, sobre la conflictividad planteada ese año; y la nota 57. 42. A lo largo de todos esos años el alcalde es el mismo, José López, ma­ yor, pero su período de nombramiento ininterrumpido duró más, desde 1797

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz