PS_NyG_1984v031n002p0343_0348
344 CELINA ANA LERTORA MENDOZA paralelas y no entraron en conflicto, en otros casos la colisión era inevitable. Entre ellos el problema de la eternidad del mundo. Cuando Grosseteste estudió la Metafísica aristotélica, ya tenía ela borada su propia teoría, basada en ciertos supuestos fundamentales: el creacionismo, la interpretación del universo como «luz» replicante y replicada, la preexistencia de todos los seres creados en la mente divi na y el conocimiento por iluminación3. Con los elementos de su metafísica intenta Grosseteste una solu ción al problema interpretativo de Aristóteles4.La primera observa ción es poner en su sitio las verdaderas ideas delestagirita. Por ello desestima la opinión de algunos contemporáneos que intentaban con cordarlo con el dogma aduciendo que no había querido probar la eter nidad del tiempo, sino que sólo lo había propuesto como hipótesis: Nec putet aliquis quod Aristóteles non intendit hic probare quod tempus et motus sunt coequeva, quia dicit in complemento sue racionis hec verba: Quod igitur nullum tempus erat nec erit quando motus non erat nec erit tanta dicta sunt, quia hec dixit 3. Estas ideas se exponen en sus obras metafísicas: — De Anima. — De Libero Arbitrio (I y II). — De finitate motus et temporis (parte final del Comm. V III Phys.). — De única forma omnium (De forma prima omnium). — Quod homo sit minor mundus. — De luce. — De potentia et actu. — De statu causarum. — De subsistentia rei. — De veritate. 4. Lo hace en el Commentarius in V III Pbysicorutn, L. V III. Este Libro, editado recientemente por R. Dales según varios manuscritos medievales, ninguno de los cuales es de mano de Grosseteste, se compone en realidad de tres partes: una más breve, enun ciación de las «conclusiones» del Libro, conforme a la metodología expositiva del Lincol- niense; la segunda es el comentario propiamente dicho, en forma corrida, de los textos aristotélicos más relevantes; la tercera constituye por sí una unidad, y era antes conocida separadamente con el nombre De finitate motus et temporis, no se trata de un comen tario sino de una crítica a la teoría aristotélica de la eternidad del mundo a partir de los principios metafísicos sostenidos por Grosseteste. Es este trabajo el que aquí anali zamos, que no abarca por ende, todo el comentario crítico a Aristóteles, sino sólo una parte. Aquí se abandonan los principies hermenéuticos e históricos, para centrarse en una contraposición de filosofías. Los textos que citamos corresponden a la siguiente edi ción: — Roberti Grosseteste Episcopi Lincolniensis Commentarius in V III Libros Physico- bum Aristotelis, e fontibus manu scriptis nuncs primus in lucem edidit Richard C. Da les. Studies and Texts in Medieval in Medieval Thoght, 4. Boulder, Colorado, University of Colorado Press 1963.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz