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ANTONIO CASO O EL EJERCICIO DE LA. 329 Como corolario de las reflexiones precedentes se impone recordar aquí aquella bella imagen en la que Caso nos dibuja al filósofo como un ser con alas para elevarse hasta las regiones más sublimes de la existencia, pero dotado al mismo tiempo del «sentido de la tierra» preconizado por Nietzsche. Serpiente y águila, nos dice, ha de ser el filósofo; serpiente, para que palpe la tierra en su fecundidad, con­ temple con amor y curiosidad sus frutos y sienta en carne propia el calor de lo particular concreto; águila, para levantar el vuelo, para desprenderse de lo perecedero y remontarse hasta lo inmortal e infi­ nito 10. En la combinación armoniosa de estas dos tendencias funda­ mentales consiste justamente la sabiduría filosófica auténtica. La reflexión filosófica, en consecuencia, ha de saber dar cuenta de la dimensión terrena de la existencia al mismo tiempo que la alumbra desde el horizonte envolvente de lo eterno y la sobrepasa hacia el orden superior que la funda y la redime. Este es, por lo demás, el movimiento central que, según Caso, anima e inspira al quehacer filo­ sófico en su totalidad, debiendo reflejarse consiguientemente tanto en su función y sentido como en su método. Mas detengamos aquí estas consideraciones sobre la concepción de la filosofía en el pensamiento de Antonio Caso y procuremos ahora, introducidos por ellas, adentrar­ nos en su filosofía como visión global de la existencia. Hasta el mo­ mento hemos intentado esclarecer lo que podríamos llamar la auto- comprensión de la labor filosófica en Caso. Pero esto no es suficiente para cumplir el propósito de nuestro estudio. Tenemos que dar toda­ vía un paso más, que consiste justamente en ver de qué forma su filo­ sofía se concretiza como explicación de la existencia. Esto es lo que abordamos en el apartado siguiente cuyo esfuerzo fundamental se diri­ ge a la clarificación de la filosofía de Caso como una forma de expli­ cación de la realidad centrada en el principio de la caridad. 3. Filosofía y caridad Como quedó dicho, las reflexiones precedentes no bastan para faci­ litarnos el sentido genuino de la experiencia fundamental que anima a todo el filosofar del maestro mexicano. No obstante ellas nos abren un camino hacia esa experiencia. Es más, nos ofrecen un primer acceso a ella, por cuanto que nos han ayudado a ver que Caso entiende la 10. Evocación de Aristóteles, en Obras Completas VI, México 1972, 312.

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