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328 RAUL FORNET BETANCOURT mite calar en el fondo del mundo y verlo como unidad viviente. La razón, instrumento del conocer científico, es analítica; la razón abs trae, clasifica, ordena. La intuición, por el contrario, unifica, sinte tiza; es unidad, síntesis. Por ello en el origen del conocimiento filo sófico, en cuanto conocer de totalidad, no está la razón sino la intui ción. Es ella la que inspira a la filosofía y la que atraviesa todo su proceso cognoscitivo. Esto no significa, naturalmente, que Caso expul se la razón del dominio filosófico. No; la razón, y concretamente el conocimiento científico, tiene su lugar en el proceso cognoscitivo de la filosofía. Sólo que este lugar no se encuentra ni al comienzo ni al final de la filosofía. Comienzo y final del proceso cognoscitivo filosó fico están determinados por la intuición, y es entre ellos donde la razón encuentra su lugar. O sea que en la filosofía no se niega la razón, sino su pretensión de ser criterio único del conocer. Por esto se recurre a ella como momento auxiliar, pero no absolutamente definitivo. En realidad, según Caso, la reflexión filosófica se abre a la razón desde la intuición y para superarla en una intuición potenciada por el análisis racional. En esquema se podría representar el proceso del conocimien to filosófico — tal como lo entiende Caso— en esta forma: intuición - análisis racional - intuición. Tal sería, muy esquemáticamente presen tado, el método de la filosofía. En su movimiento cognoscitivo la intuición filosófica se abre, pues, a la razón y la integra como un momento necesario para el cumpli miento cabal de su esfuerzo espiritual. Por ello, la intuición filosófica nada tiene que ver con una fantasía desordenada y ciega para la dimen sión racional. Intuición no es fantasía o, mejor dicho, intuir no es fantasear. En la concepción última de Caso, que sintetiza la visión bergsoniana de la intuición con la doctrina husserliana del conocimien to intuitivo, la intuición es la capacidad de conocer viendo. Intuir es ver el objeto «en persona», es aprehenderlo inmediatamente y en su acontecimiento mismo: «En la intuición los objetos se dan como son, se revelan con su estructura propia, no se abstraen ni se analizan; se miran simplemente, y se describen»9. En cuanto conocimiento por visión la intuición filosófica, lejos de contraponerse a la experiencia, se da en la experiencia; es experiencia de lo dado, de lo existente. La intuición no da la espalda a la realidad. Por el contrario, la encara para verla mejor, para contemplarla en su totalidad. 9. O. c., 28.
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