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326 RAUL FORNET BETANCOURT téticas, y que sólo difiere de ellas por su objeto universal y no indi­ vidual» 6. Fundamentalmente es, pues, la verdad de la filosofía una verdad antropológica. Esto es lo primero que queremos subrayar de la cita aducida. Pues ello nos permite abundar en el esclarecimiento del sen­ tido que concede Caso a su definición de la filosofía como humanismo. En nuestra opinión este aserto no puede interpretarse como expresión de un antropologismo exagerado. El hombre no es todo, pero sí nos ofrece en cambio el horizonte de comprensión desde el que la filosofía debe de explicar la totalidad de lo existente. Que la verdad de la filo­ sofía es fundamentalmente una verdad antropológica, significa, por con­ siguiente, que la filosofía no se reduce al hombre ni que reduce la totalidad de la existencia al hombre, sino que explica todo lo existente desde un punto de vista humano. Dicho más concretamente, la filoso­ fía accede a lo existente en su totalidad desde lo humano y trata de explicarlo en su referencia a lo humano, en su convergencia signi­ ficante en el hombre. Pero, así se nos preguntará ahora, ¿cómo es posible que el hombre pueda desempeñar semejante función? ¿cómo puede el hombre convertirse en horizonte de comprensión? La razón de ello ya la hemos apuntado. Decíamos, en efecto, que para Caso el hombre sobrepasa siempre las fronteras de su propio ser individual. Más aún, en su misma realidad individual está contenida ya en cierta forma la existencia toda; y, por ello, también encuentra el hombre en sí mismo los elementos adecuados para emprender la tarea de expli­ car todo lo existente. Y es casi superfluo advertir que aquí se nos habla de un hombre que no queda confinado a su facultad de pensar. El hombre que descubre en su realidad psicológica la presencia de la totalidad de lo existente, es el hombre que piensa y quiere, que desea y ama; es el hombre que vive su humanidad en un yo total, como dice Caso. El otro aspecto que nos debemos destacar en el pasaje citado más arriba, es la caracterización de la verdad filosófica en el sentido de una intuición. Con ello nos adentramos en el problema del método de la filosofía. Hasta ahora hemos intentado esclarecer la función y el sentido inherentes a la filosofía en la visión de Caso. Pues bien; su concepción de la verdad filosófica como intuición nos ha de servir de hilo conductor para analizar a continuación el aspecto metodológico en 6 . Ibid.

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