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ANTONIO CASO O EL EJERCICIO DE LA. 325 cluir de sus palabras que la filosofía es humanismo sin más. Es cierto que él valora los sistema filosóficos, sean éstos intelectualistas o no, como formas de humanismo. Pero no menos cierto es que en su con­ cepción la filosofía no puede ser simplemente humanismo. Para Caso la filosofía, en su sentido más propio, tiene que ser humanismo, pero no cualquier humanismo. Su determinación del sen­ tido de la filosofía como humanismo no significa la equiparación de la reflexión filosófica con la construcción de un sistema explicativo del universo; es decir, que no se hipoteca la filosofía con la necesidad de levantar un sistema. El humanismo de que nos habla Caso designa más bien la reivindicación de lo humano como irreductible campo de la existencia. De esta suerte, afirmar que la filosofía es humanismo, quie­ re expresar fundamentalmente el convencimiento de que la labor filo­ sófica tiene que ejercerse como explicación autónoma de lo humano o, mejor dicho, como reflexión que haga justicia a la autonomía de la realidad espiritual del ser humano y evite así todo intento de explica­ ción del hombre a partir de algo ajeno a él. Pero dejemos que sea el propio Caso quien nos precise su concepción: «Toda filosofía es, en cierto modo, humanismo; no en el sentido singular que concede a esta palabra el profesor Schiller, sino entendida como acto esencialmente humano por su origen, su desarrollo orgánico y su fin. Si filosofar es explicar, y sólo esto debe ser, es inútil tratar de explicar la vida huma­ na por el mundo, porque, en definitiva, para el filósofo, no para el investigador científico que debe necesariamente abstraer sus datos de la realidad, el mundo es una experiencia psicológica, y sólo se explica por el hombre» 5. Vemos, por tanto, que no se trata de reducirlo todo al hombre, ni de convertir al hombre en centro explicativo del universo y levantar sobre él un sistema. Se trata, más bien, de buscar el punto de partida de la explicación del fenómeno humano en el hombre mismo para ase­ gurar así la peculiaridad de lo humano; una peculiaridad que consiste justamente en que la realidad humana desborda sus propios límites y se nos ofrece como perspectiva y referencia necesaria para la compren­ sión de la existencia toda. Insistiendo en su punto de vista afirma An­ tonio Caso: «La verdad fundamental de toda filosofía es una verdad antropológica, una intuición esencialmente idéntica a la intuiciones es- 5 . O. c., 66 . 6

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