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322 RAUL FORNET BETANCOURT 2. Función, sentido y método de la filosofía según Caso Buscando un acceso a la experiencia profunda y básica del filosofar de Caso, conviene considerar en primer lugar su modo de entender la función, el sentido y el método de la filosofía. Para el maestro mexi­ cano dos son las preguntas que constituyen la esencia de la filosofía: «Dos cosas importan a la inteligencia, que se asombra ante el mundo e inquiere las causas de su asombro; dos preguntas fundamentales cons­ tituyen la filosofía: ¿Qué es el mundo? ¿Qué valor tiene?» l. Pensada pues la filosofía desde estas dos cuestiones centrales que determinan su esencia, es evidente que a ella corresponde la función de instruirnos sobre la naturaleza íntima del mundo. Pero la filosofía no puede cum­ plir esta unción suya de una simple manera teórica. Su función no se agota en una tarea de mero conocimiento. Para Antonio Caso no basta, en efecto, con que la reflexión filosófica nos sepa decir intelectualmente lo que es el mundo. Si así fuese, la filosofía se reduciría a filosofía de la naturaleza. Y no es que se niegue o menosprecie la importancia de la filosofía como filosofía natural o cosmología. Necesitamos saber qué es el mundo, y la filosofía nos debe de ayudar a obtener ocnocimien- tos objetivos sobre el mundo. Más esto no es suficiente. No olvidemos que las preguntas fundamentales que constituyen la esencia de la filosofía, son cuestiones formuladas por el hombre; en la filosofía pregunta el hombre y el hombre interroga el mundo desde la totalidad de su ser encarnado en el mundo. Lejos de ser un sujeto abstracto o una pura inteligencia, quien pregunta por el mundo es un ser concreto que no quiere saber simplemente lo que es el mundo en sí mismo, sino también, y quizá fundamentalmente, lo que significa el mundo para él en tanto que sujeto viviente. Por esto a la pregunta que interroga por la constitución del mundo en cuanto tal, ha añadido Caso esa otra cuestión en la que se indaga el valor y significación del mundo para el hombre. En estas dos preguntas se refleja la comple­ jidad de la condición humana como una realidad que piensa, pero que también quiere y obra; que entiende y conoce, pero que también desea y ama. Las preguntas de la filosofía están permeadas por la condición humana. Por esta razón se nos recuerda lo siguiente: «Si fuéramos puras inteligencias, 'sujetos puros del conocimiento’, nos bastaría con 1. A. C a so , Historia y antología del pensamiento filosófico, en Obras Completas VI, México 1972, 6.

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