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LA DESHUMANIZACION DEL ARTE EN ORTEGA 317 Freud y discípulos. El espíritu, entonces, tiene dos partes: la racional y la mágica. Si hay un equilibrio entre ambas hay evolución. Ya dijo G . W . F. H e g e l 4 que, el ser sensible es el más real, y el proceso dia­ léctico del desarrollo de la humanización sólo en la contradicción del yo con las circunstancias se identifica. Ahora bien, puede una parte del ente dominar a la otra, la dialéctica del amo y del esclavo, que con­ duce a la alienación. Si el alma racional constriñe al espíritu imagina­ tivo, la emocionalidad sufre. Si, por el contrario, el aliento poético se desborda de toda lógica, el absurdo se hace presente y la demencia tiene lugar. En una palabra, si la poesía no está en la realidad vital, es locura. Pero, si la existencia cruda y descarnada, no tiene ni siquiera la limosna de una paradoja, el arrecife de la metáfora en el mar del raciocinio, las estrellas luminosas del amor en el Cielo nocturno del dolor humano, la alegría de la creación artística en la tristeza de la monótona y aburrida cotidianidad, entonces ¿merece la pena la vida? Escribir, sobre todo escribir poesía, creemos, es plasmar en la ma­ teria, como la pintura y la escultura, la música y la arquitectura, aquello que bulle dentro de nosotros. En nuestra alma acontece algo que no sabemos qué es. La sicolo­ gía nos da una explicación, la de que las neuronas en el cerebro tienen una energía, pero dicha explicación se adapta más a la inteligencia que al espíritu, al mundo de los razonamientos que al de los sentimientos, al de las formulaciones que al de las vevencias, al de la razón que al de la imaginación. La religión nos da otra opinión distinta, dentro de la cárcel del cuerpo mortal se halla aprosionada el alma inmortal, la eternidad guarecida por la temporalidad, la infinitud encerrada entre barrotes finitos, el yo limitado por las circunstancias. La estética, pues, como la sociología del arte, es la ciencia que es­ tudia la creación humana, no la divina; pero sí el acto creador, no la pasividad o la destrucción. Para ser artista hay que ser activo, pero positivo, haciendo, lo que sea, nunca negativo, deshaciendo lo que otro hizo. La literatura, en concreto, es el arte de escribir, la creación de un pensamiento o de un sentimiento, según sea ensayo o poesía. Cuan­ do se escribe se crea un universo personal, se construye una cosmovi- sión, se fabrican sueños, se engarzan imaginaciones, se unen fantasías. Por eso, el acto creador necesita de un complemente literario, la crí­ tica, el análisis, el repaso, la modificación y el estudio de lo hecho. 4. G. W. F. H eg el , Estética, Buenos Aires 1983.

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