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LA PURIFICACION VOCACIONAL DESDE LA. 307 saber todavía más; desea conocer claramente todos los planes de Dios sobre su vida y pide además una señal de su realización (Gn 15, 8). Dios no se la niega, le concede también esta prueba sensible (Gn 15, 7), sabiendo que los dones facilitarán la entrega (Gn 15, 18, 21). Pero Dios, en su irreductible alteridad, no se contenta con esta entrega inicial e imperfecta de Abraham; no da por perfecto el segui­ miento a un Dios que se agote en la sensibilidad. Y por ello quiere purificar a Abraham de todo este estadio inicial, pidiéndole de una vez para siempre el sacrificio de todos los dones, presentes en el don fun­ damental, su hijo preferido, Isaac (Gn 22, 1). Dios tienta a Abraham, es decir, le prueba, para conocer la calidad de su entrega y para purifi­ cársela como el oro en el crisol; desde ahí le concede Dios a Abraham la oportunidad de una respuesta plena y purificada a su llamada en la fe. Y Abraham responde, sin pedir ya explicaciones, a este Dios, que al principio de su vocación le había pedido el sacrificio de su pasa­ do y ahora le exige el sacrificio de su futuro. Es así —en esta entre­ ga— como Abraham muestra que su obediencia está basada en la fe plenamente purificada y que busca solamente a Dios (Gn 22, 12). Y es ahora cuando Dios le puede colmar ya a Abraham de todos sus dones, le puede devolver todos sus dones pasados, pero de un modo nuevo, sin que su posesión vaya a constituir un obstáculo para la entrega de Abraham a Dios, pues en adelante no se aferrará ya a ellos posesiva­ mente, sino que los disfrutará como don en una continua referencia a Dios, viéndolos como señales de su presencia, pero sabiendo también que de ningún modo la puede agotar. Abraham no se aferra a los do­ nes, sino que se adhiere al mismo Dios y ve en los dones sólo el sig­ no de la respuesta que Dios da a la fidelidad de Abraham (Gn 22, 16s). Esta es también la conclusión de toda la experiencia de Job, a quien la falta de los dones de Dios no le aparta de su justicia; por eso Dios, que le probó de este modo, le puede al final multiplicar con todos sus beneficios, sabiendo que Job ha crecido en su adhesión a Dios (Jb 1, 6-12. 20ss; 2, 7-10; 39, 31-35; 40, 1-17). La experiencia de las exigencia de Yahweh a lo largo de toda la Historia de la Descendencia de Abraham —de Israel— será también lo que vaya purificando la respuesta vocacional de este Pueblo de Dios en medio de los otros pueblos. Las exigencias del monoteísmo en me­ dio de la idolatría y lo que implica el haber elegido sólo a Yahweh como al único Dios y el mantener la supremacía de este valor mono­ teísta, aunque en ocasiones aparezca derrotado en la práctica, será lo

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