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LA EXPERIENCIA RELIGIOSA DE SAN FRANCISCO Y . 279 humanidad, dejan de ser puros símbolos, para comenzar a tener un valor propio independiente de su carácter de signo: Toda una nueva época había comenzado» 13. El franciscanismo no será extraño a esta nueva dirección naturalista. Pero O. González hace notar que «como nadie en la Edad Media ha recalcado San Buenaventura esta inconsistencia óntica de los seres, pareciendo dejarles reducidos a su función significativa» 14. Para San Buenaventura, dice O. González en otro pasaje, «el mundo no es la realidad verdadera sino que la presencializa y está en función de ella. La mejor definición sería la siguiente: tpsa rerum universitas scala ad ascendendum in Deum. Y en torno a esta idea modela todo un voca­ bulario: transiré, transitus, ascendere, condescendere...» 15. Ahora bien; es en este momento en el que O. González nos ha dado un resumen de la " cosmovisión bonaventuriana” cuando nos da este atestado sobre el influjo de San Francisco en San Buenaventura. «Detrás de todas estas páginas bonaventuriana, afirma, descubrimos la figura y el influjo de su padre San Francisco, aquel hombre que logró una fraternización con la Naturaleza, y que con sus ojos escatólogicos, homo alterius saeculi, la vio ya saturada por la gracia de la resurrec­ ción y glorificación final. La naturaleza era para él pura esencia de Dios; por tanto invitación al silencio, al recuerdo, a la adoración, al amor sobre todo» 16. Este influjo de San Francisco en San Buenaventura es negado de raíz en la segunda postura a que hemos hecho referencia: la del prof. de Lovaina, F. Van Steenberghen. O. González lo da de mano con estas terminantes palabras: «No nos podemos entretener a tratar toda la polémica y problemática surgida en torno al supuesto aristotelismo- agustinismo de San Buenaventura, surgida entre Gilson... y Van Steen­ berghen» 17. Desde su perspectiva teológica ha tenido motivo para ello. Pero desde nuestro interés por el desarrollo del pensamiento cristiano esto es capital. Detengámonos, pues, en este punto. Con la agudeza que le caracteriza, F. Van Steenberghen secciona en San Buenaventura la filosofía de la teología. En teología concede que el pensamiento bonaventuriano haya recibido de su Fundador un típico 14. O. c., 544. 15. O. c., 542. 16. O. y l. c. 17. O. c., 74.

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