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272 SANTOS SABUGAL 4.6. ¡Que no sucumbamos a la tentación! (11, 4b) Es la última petición lucana. ¿De qué tentación se trata? Lucas no lo especifica. El autor de aquélla es, en todo caso, el diabólico tentador de Jesús (cf. 4, 2-13), Satanás, quien «solicitó poder cribar como trigo a los discípulos» (22, 31) y puede nuevamente «llenar el corazón» de los convertidos (cf. Act 5, 3). La cualidad de aquella tentación, por otra parte, se refleja de algún modo en los relatos sobre la inicial y final tentación de Jesús. Quien al principio fue tentado por «el diablo» (4, 2-13) a rebelarse contra su mesiánica vocación de Siervo de Dios, lo fue nuevamente al final, a no entrar en la voluntad del Padre sobre su pasión y muerte (Le 22, 42-44): la lucha que, mediante sus exorcismos, sostuvo con «el fuerte» diabólico (cf. 11, 20-22), culminó en el supremo y decisivo combate (agonía: 22, 44a) contra Satanás o «el poder de las tinieblas» (22, 31-53)33, quien le tentó en esa ocasión, sin duda, a no hacer la voluntad del Padre y sí la suya (22, 42), a rechazar el designio divino ( = « d e i» ) sobre la pasión del mesiánico (cf. 24, 26-46) «Siervo sufriente» (Is 52, 13-53, 12 )34. La suya fue, pues, fundamen­ talmente una tentación contra «la hora» de su pasión y muerte (cf. Jn 12, 27), contra la cruz, por El victoriosamente superada, sin embargo, con la plegaria insistente: «Entrando en el combate supremo, insistía en su oración» (Le 22, 44a). Con análoga tentación intentó «Satanás cribar» a sus discípulos (22, 31). Así lo muestra la inclusión literaria del relato lucano sobre la tentación getsemaníaca de Jesús: «Orad, para no sucumbir a la ten­ tación» (22, 40. 46b) .También ésta es, pues, esencialmente una ten­ tación cotra la cruz. ¿De qué cruz se trata? A este interrogante res­ ponde Lucas en la explicación de la parábola sobre la semilla de «la Palabra» (8, 11-15) acerca del «Reinado de Dios» (8, 1-11): en quienes aquélla cae «sobre la roca son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero no tiene raíz: creen por algún tiempo y, a la hora de la tentación, desisten» (v. 13). Es, pues, ésta una tentación contra 33. Así con L. Rrun, Engel und Blutschweiss - Lk 22, 43-44, en ZNW 32 (1933) 265-74. 272; H. Aschermann, Zmn Agoniegebet Jesu, Lk 22, 43-44, en «Theologia Viatorum», V (1953-54) 143-149; E. S ta u ffe r , art. agonía, en ThWNT, 1 140; V. C. P fitz n e r, Paul and the Agón Motif (Suppl. NT, 16), Lei- den 1967, 130-133; A. F e u ille t, Vagóme de Getsemani, París 1977, 22; L. H. M a rsh a ll, Luke, 832. 34. Así con A. F e u ille t, o . c ., 200-206.

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