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264 SANTOS SABUGAL gratuito don del mismo Dios, Quien, en virtud del Espíritu comunica­ do, ha devenido a ser su Padre (cf. 12, 32). Se comprende, pues, la estrecha relación de las curaciones y exorcismos con la predicación del Reinado de Dios (cf. 4, 40-43; 8, 1-2; 9, 1-2; 10, 9; 13, 10-21) así como el significado de la predicación de los discípulos «por donde había de pasar» Jesús (10, 1): « ¡S e ha definitivamente acercado ( = h a lle­ gado) a vosotros el Reinado de Dios! » (10, 9-10). Este anuncio mues­ tra claramente, a la luz de los precedentes desarrollos, que Lucas no relega «el Reinado de Dios a una lejanía metafísica» 24, sino que lo pro­ pone como una inminentemente cercana realidad: ¡Está muy cerca vuestra liberación del «fuerte» opresor diabólico, porque viene ya «el más fuerte» Libertador mesiánico (cf. 11, 21-22) a libertaros de él, para que «sobre vosotros» reine Dios! (cf. 11, 20). Por esa inaugura­ ción del señorío de Dios, mediante la victoria de Jesús sobre el diabó­ lico señor del mundo 25, son exhortados por el Jesús lucano los discí­ pulos ( = catecúmenos) a rogar: «¡Venga tu Reinado!». No es ése, sin embargo, todo el significado teológico de esta peti­ ción. Pues aquella inaugural presencia del Reinado de Dios es sólo el diminuto principio de un glorioso final: Algo así como «un grano de mostaza», sembrado para crecer «hasta devenir árbol» frondoso, en cuyas «ramas anidan las aves del cielo» (cf. 13, 18-19); o como un poco de «levadura» en una gran cantidad («tres medidas» = 39 litros) de harina, en ella introducida «hasta fermentarla toda» (13, 20-21): el insignificante comienzo del Reinado de Dios, inaugurado durante «el tiempo de Jesús» en las pocas personas que acogieron su mensaje, crecerá durante «el tiempo de la Iglesia», hasta devenir en un futuro el Reinado universal sobre todos los pueblos26. Toda la obra lucana está recorrida por la concepción de esa futura plenitud del Reinado de D ios27: Si su búsqueda debe anteponerse a todo afán (12, 31), su 24. Contra H. C o n z e lm a n n , o . c ., 104 (trad. españ., 165); así también: E. G r á s s e r , o,. c., 206. 209. 213; J. D. K a e s t l i , o. e., 72; C f. I. H. M a r s h a ll, o. c., 130 s; O. M e r k , a rt. cit., 207-210. 25. Así con E . E . E l l is , o. c., 13-14; I. H. M arsh all , o. c., 130-136; O. M erk , a rt. c it., 210 ss; A. G eorge , o. c., 295-300. 26. Cf. T. W. M an so n , The teaching of Jesús, Cambridge 21951, 133; Ch. H. D o d d , The Parables of the Kingdom, London 1961, 153 (trad. españ., Madrid 1974, 180 s); J. J e r e m ía s , Die Gleichnisse Jesús, Gottingen 71965, 146-148 (trad. espa., Estella 1970, 180-183); A. G e o r g e , o . c., 291-300. 27. Cf. E . E . E l l is , o. c., 14-15; I. H. M arsh all , o . c., 134-136; A. G eor ­ ge , o. c., 288-295.

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