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118 ALFONSO GUERRERO del hombre. Conoces al hombre por su Dios y viceversa, conoces su Dios por el hombre; los dos son una misma cosa. Lo que para el hombre es Dios, es su espíritu, su alma, y lo que es el espíritu del hombre, su alma, su corazón, es su Dios. Dios es el interior revelado del hombre, el hombre en cuanto expresado; la religión es la revela­ ción solemne de los tesoros ocultos del hombre, la confesión de sus pensamientos más íntimos, la declaración pública de sus secretos de amor» 12. Que la conciencia de Dios sea la autoconciencia del hombre es para la mayoría de los hombres algo inconsciente, algo no sabido. Y es jus­ tamente la carencia de esta conciencia lo que constituye la esencia de la religión: «la religión es la autoconciencia primaria e indirecta del hombre» 13. Tanto individual como colectivamente el hombre busca su esencia fuera de sí, antes de encontrarla en sí mismo. Tanto en la infancia de la humanidad como en la del individuo, se ve la propia esencia como objeto de otro ser. La religión es la esencia del hombre transferida a otro ser. Este ser a quien el hombre hace la transferencia de su esencia no es otro que Dios. La religión muestra solamente que la humanidad no ha alcanzado aún su madurez: «la religión es la esen­ cia infantil de la humanidad» 14. Y esto no hay diferencia fundamental entre las religiones. Tanto en los dioses del politeísmo como en el Dios del monoteísmo lo que ha adorado el hombre es su propia esencia, aunque el hombre nunca se percató de ello. Es preciso demostrar la ilusión de la contradicción entre lo divino y lo humano y que el objeto y el contenido de la religión cristiana son totalmente humanos: «L a religión, por lo menos la cristiana, es la rela­ ción del hombre consigo mismo, o, mejor dicho, con su esencia, pero considerada como una esencia extraña. La esencia divina es la esencia humana, o, mejor, la esencia humana prescindiendo de los límites de lo individual, es decir, del hombre real y corporal, objetivado, con­ templado y venerado como un ser extraño y diferente de sí mismo. Todas las determinaciones dle ser divino son las mismas que las de la esencia humana» 15. ¿Quién es, en definitiva, Dios? Respuesta feuerbachiana: «Dios es la esencia del hombre propia y subjetiva, separada e incomunicada». La 12. Id., o . c ., 61-62. 13. I d ., o . c ., 62. 14. I d ., o . c ., 62. 15. I d ., o . c.t 63.

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