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MARX Y JESUS 117 La relación sujeto-objeto es la relación humana fundamental. Sin el objeto el hombre es nada. El objeto es la objetivación de la esencia del sujeto, la mediación a través de la cual el hombre se hace consciente de sí mismo. Conciencia del objeto y conciencia de sí mismo del hom bre son la misma cosa: «el objeto al que se refiere esencial y necesa riamente un sujeto sólo puede ser la propia esencia objetivada de este su je to ...» 7. ¿Cómo, pues — se pregunta Feuerbach— conoceremos a los hom bres? A los hombres les conocemos por su objeto. Es en el objeto donde aparece nuestra esencia. Dime cuál es tu objeto y te diré quién eres: «E l objeto es su esencia revelada, su yo verdadero objetivado»8. Si esto es así la conclusión que se impone no es otra que ésta: «el ser absoluto, el Dios del hombre, es su propia esencia» 9. Cualquier objeto de la conciencia nos conduce a la conciencia de nuestra propia esencia. Cuando amamos, queremos y pensamos experi mentamos el amor, el cariño y el pensamiento como perfecciones y al percibir esto, sentimos una alegría infinita: «Conciencia infinita, actua lización de sí mismo, autoafirmación, amor de mí mismo, alegría de la propia perfección. Conciencia es la característica de un ser perfecto: la conciencia sólo existe en un ser satisfecho y pleno» 10. La conciencia es la forma más alta de autoafirmación, la que por sí misma se distingue perfecta, feliz y buena. El pensamiento y el sentimiento de un sujeto se objetivan en sus propios objetos. Si pensamos lo infinito, pensamos y afirmamos la infi nitud de la capacidad de pensar; si sentimos lo infinito, sentimos y confirmamos la infinitud de la capacidad de sentir. «E l objeto de la razón es la razón que se objetiva, el objeto del sentimiento es el sen timiento que se o b je tiv a ...» 11. El hombre es su propia esencia objetivada. Si el sentimiento es el instrumento esencial de la religión, la esencia de Dios no expresa sino la esencia del sentimiento. El sentimiento es lo divino en el hombre. «Tal como el hombre piensa y siente así es su Dios; lo que vale el hombre lo vale su Dios y no más. La conciencia de Dios es la auto- conciencia del hombre; el conocimiento de Dios el autoconocimiento 7. Id., o . c ., 54. 8. Id., o . c ., 54. 9. Id., o . c ., 55. 10. Id., o . c ., 55. 11. Id., o . c . j 57.
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