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158 ALFONSO GUERRERO bien quienes consideran a Jesús como un enemigo de la humanidad: «Para otros hombres, por el contrario, Jesús es el objeto central de uno de los más graves y peligrosos errores de la historia humana, la religión cristiana» 129. El núcleo central del mensaje de Jesús se halla contenido en la expresión «Reino de Dios» o «Reino de los cielos» cuyo significado no es el cielo o paraíso ultraterrenos sino una nueva manera de vivir basada en el amor, la verdad y la justicia. Jesús anuncia e inicia la realización de este Reino. Para_ Jesús el Reino es el ideal, el común denominador de sus mensajes y sus parábolas. El Reino de Dios impli ca y exige un hombre nuevo y un mundo nuevo. Marcos, el evangelista más antiguo, sintetiza así lo nuclear del mensaje de Jesús: «Ha llegado la hora. ¡Comienza el reino de Dios! : ¡Convertios y creed en mi pa labra! » (Me 1, 15). Esta conversión o cambio de camino comporta un cambio en la manera de actuar y de pensar, en la forma de rela cionarse con los demás, en las actitudes. El que quiera pertenecer realmente a este reino debe dejar todo lo que posee, entregarlo a los pobres e irse con Jesús. Porque el reino es tan exigente «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos» (M 10, 2 5 ) 130. El reino de Dios comporta una transformación personal y una transformación cósmica: «Jesús sus trajo el futuro a las nubes del cielo para convertirlo en una cuestión del presente de cada día» 131. Machovec concluye su estudio admitiendo las implicaciones revolu cionarias del Jesús histórico y subrayando los peligros contrarrevolucio narios del Cristo de la fe y estableciendo un corte definitivo entre ambos: «la figura dogmática de Jesucristo no ha conseguido nunca borrar por completo la imagen del hombre Jesús de Nazareth» 132. El cristiano admite también la vertiente liberadora del mensaje de Jesús y su peligro de instrumentación por los poderosos; pero, de ninguna manera, el corte entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe: «El poder utiliza 'la imagen dogmatizada de Jesucristo’ para sus propios intereses, mientras que, por el contrario, 'la imagen de Jesús de Na- zareth’ que por fortuna no ha quedado totalmente suprimida, sigue 129. Ibid. 130. El ojo de la aguja era una puerta pequeña para entrar en las ciudades por la que los camellos pasaban con dificultad. 131. Id., o . c .} 97. 132. Id., o . c ., 220.
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