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156 ALFONSO GUERRERO puede menos de permanecer en la barbarie incluso en la sociedad mejor organizada, la más rica y la más perfeccionada técnicamen­ te. Esos valores tienen que promoverlos, elaborarlos y difundirlos todos, ¡hasta el materialismo que no confía en ningún auxilio de arriba! Aun cuando se sepa por qué motivos históricos o sociales dicen los hombres la verdad en ciertas ocasiones, mientras que mienten en tales otras, esto no significa que admitamos la equi­ valencia entre el principio 'amor a la verdad' y el principio 'enga­ ño y concepción táctica’. Solamente la verdad puede ser el cons­ titutivo duradero de la sociedad humana» 123. ¿Qué valores de ese movimiento histórico que es el cristianismo son aprovechables por ese otro movimiento histórico que es el marxis­ mo?: «El mensaje de Jesús, entendido en un sentido únicamente filo­ sófico — sobre todo su base, la doctrina del 'reino' esperado y de la metanoia, esto es, la conversión necesaria de cada uno frente al reino que viene— , puede ayudar al marxista ateo de nuestros días (aunque siga siendo ateo) a no 'traicionar’ su herencia clásica, su radical orien­ tación cuasi-escatológica hacia el futuro, incluso en una época post­ revolucionaria, que tiende inevitablemente hacia el pragmatismo...»124. 2. ¿Jesús o Cristo? Es un hecho prácticamente admitido por los estudiosos bíblicos el tránsito del Jesús histórico al Cristo de la fe. Fue primero Jesús de Nazareth que el Señor resucitado: «el proceso se desarrolló en forma contraria: del Jesús histórico al Cristo teológico, y no del Cristo mito­ lógico a un Jesús pretendidamente historificado» 125. Esta distinción entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe es fun­ damental. El Jesús histórico es el anterior a la resurrección: el con­ cebido, el nacido, el crecido, el escuchado, el perseguido y asesinado por los poderosos (políticos y religiosos) de su tiempo. El Cristo de la fe es el posterior a la resurrección: el Señor, el resucitado por Dios, el hijo de Dios. El Jesús histórico es el anunciante. El Cristo de la fe, en cambio, es el anunciado. El marxista admite al Jesús histórico 123. Id., o . c ., 40. 124. Id., o . c. , 41. 125. Id., o . c ., 52.

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