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152 ALFONSO GUERRERO denunciaban la idolatría— y hasta de «el cristianismo de Marx» por haber desenmascarado al ídolo-dinero 116. Si el dinero en el capitalismo se ha convertido en ídolo-fetiche el verdadero creyente debe ser antica­ pitalista. En esto encontramos una coincidencia plena entre marxismo y cristianismo. Un marxismo verdaderamente moderno debe asumir los nuevos fe­ nómenos que hacen su aparición en el mundo actual. Uno de esos fenómenos es la aparición en los Estados nacidos de las revoluciones marxistas de nuevas formas de lucha del bien y del mal: «Más de cincuenta años de vida de los países con régimen marxista deberían ofrecer experiencias nuevas (sobre todo desde que ha habido estados marxistas con tradiciones religiosas y políticas totalmente diversas). Por una parte —al transformar en una potencia mundial a un país agrario, anteriormente retrasa­ do— , el marxismo ha dado una buena prueba de sí, demostrando que no es una utopía. Pero por otra parte, también en los países marxistas ha habido, por desgracia, demasiadas tragedias humanas (desde los errores judiciales hasta los errores más elementales: enfermedades, amores desgraciados, fracasos, incomprensiones, equívocos, etc.); ha sido posible, e incluso obligatorio, corregir ciertas ’perspectivas paradisíacas’, aun cuando hayan sido carac­ terísticas de la mayor parte de los países prerrevolucionarios. El socialismo más antiguo era 'radicalmente escatológico’ en sus pers­ pectivas de un porvenir totalmente distinto, incomparablemente más humano; en este sentido, su mentalidad andaba cerca de la de ciertas personalidades proféticas de la tradición bíblica, mucho más de cuanto podrían sospecharlo en el siglo xix las dos partes, los marxistas y sus adversarios cristianos...»117. La expropiación de los capitalistas y la eliminación del principio de explotación hacía esperar una vida totalmente distinta, un hombre más digno en todos los aspectos. Cincuenta años después de la revo­ lución marxista esta perspectiva paradisíaca se ha cambiado: 116. Cf. para este punto dos obras singularmente interesantes: E. D u s s e l, Hacia una filosofía de la religión antifetichista, Bogotá 1980 y P. M iran da, El cristianismo de Marx, México 1978. Ciertamente a Marx no le hubiera agradado ser llamado ni profeta ni cristiano. 117. I d ., o. c., 30.

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