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MARX Y JESUS 151 que importa, sino los fundamentos metodológicos del llamado materia lismo histórico, especialmente la tendencia a interpretar todas las 'ideas históricas’ como intereses o desarrollos socioeconómicos y, por tanto, a interpretar toda 'ideología* mediante su 'base económica’» 113. El término materialismo sugiere una oposición entre materia y espí ritu. Materialismo sería sinónimo de antiespiritualismo, de negación de los valores espirituales y religiosos del hombre. Nada más contrario a la intención de Marx. Para él no es lo espiritual lo que se opone a lo material sino lo ideológico lo que se opone a lo material: «En Karl Marx y en la mayor parte de sus discípulos, de hecho, el 'mate rialismo’ no supone absolutamente el 'culto a la materia’, ni por consi guiente una especie de 'fisicalismo’ (hacia el cual nunca demostró Marx ninguna propensión); el materialismo de Marx significa indudablemente la primacía del hombre, del concepto de 'hombre’ en el cosmos. Para Marx y para sus discípulos no es la materia inanimada lo que repre senta, en relación con la religión, una especie de 'contraideal’ frente a Dios; no es la materia sino el hombre, con todas sus cualidades y sus valores espirituales» 114. También la cuestión del ateísmo debe ser reexaminada por los pen sadores marxistas. Marx rechazó a un Dios rival de la autonomía crea dora del hombre (crítica filosófica) y a un Dios convertido en fetiche en el capitalismo (crítica económica). Para entender adecuadamente el ateísmo marxiano hay que situarlo en su contexto histórico: «Marx formuló su ateísmo como crítica a las concepciones de Dios comunes de su tiempo; si éstas se transforman, el verdadero marxista tendrá que revisar y volver a formular su crítica» 115. La doctrina del ateísmo es más crítica que afirmativa. El marxismo no debe cambiar el dogma de la existencia de Dios por el dogma de su no existencia. La oposición a todo tipo de idolatría es una constante de toda la historia bíblica: «No tendrás otro Dios fuera de mí». «No se puede servir a Dios y al dinero», dirá Jesús. Para la mentalidad bíblica es mucho más grave ser idólatras que ser ateos, creer en un falso Dios que no creer en ningún dios. En este sentido algunos autores han hablado del ateísmo profètico de Marx —en cuanto que los profetas 113. Id., o . c ., 24. 114. lbid. 115. Id., o . c ., 25.
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