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MARX Y JESUS 139 humana— , ni siquiera de una crítica política —la religión como opio del pueblo— , sino de la crítica a un sistema económico convertido en religión, de la crítica a la religión del capital: «En la crítica econó­ mica de la producción capitalista la crítica de la religión tiene, de nuevo, un lugar central. No tanto en el sentido de la alianza del cris­ tianismo con la burguesía cuanto en la definición de la esencia misma del tipo de producción capitalista: la mercancía. La mercancía es esen­ cialmente fetichista, 'religiosa’. El capitalismo se le aparece a Marx como un monstruo religioso» 78. Aquí ya no es más una religión que maneja un más allá trascen­ dente susceptible de ser utilizado políticamente por la burguesía para perpetuar su dominio sino un más acá inmanente en el proceso mismo de producción. Es el interior mismo del capitalismo en que es «reli­ gioso». Esta religión tiene su dios, sus adoradores, sus sacrificios y sus dogmas. Como en el fetichismo primitivo se trata de dar culto a un objeto mágico. Al estudio de este objeto consagra Marx su obra funda­ mental —El Capital — donde se propone investigar el régimen capita­ lista de producción y las relaciones de producción y circulación que a él corresponden. 2.3.1. El fetichismo de la mercancía Considerada como valor de uso la mercancía no encierra misterios, sutilezas metafísicas ni resabios teológicos. La misteriosidad de la mer­ cancía proviene de otra parte: «El carácter misterioso de la forma mer­ cancía estriba... pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productores de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productos. Este quid pro quo es lo que convierte a los productos del trabajo en mercancía, en objetos sensiblemente suprasensibles o en objetos socia­ les» 79. La mercancía presenta como natural lo que es social y cultural. El ojo natural ve la mercancía como objeto natural y no como resultado 78. H. A ssm an n - R. M a te, o . c ., 30. 79. K. M arx , El Capital I, Bogotá 1977, 37-38. Seguimos las modificaciones en la traducción hechas por el profesor Eduardo Vázquez.

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