PS_NyG_1984v031n001p0079_0111

84 JE SU S GARCIA como el tablado del teatro en que el artista es el 'civilizador’ prove­ niente de Europa. Para captar el sentido real de la Historia, Dussel presenta tres momentos, los cuales estudiaremos a continuación. 2.1. Prehistoria Es en esta etapa que se ubican nuestras grandes culturas amerin­ dias. Veremos que el movimiento histórico-cultural original se dio en sentido Oeste-Este: ¡Todo lo contrario de lo dicho antes! Nuestra cultura más antigua no vino por el Atlántico sino por el Pacífico. Las más antiguas de las culturas neolíticas estaban situadas en Mesopotamia (4.000 a. C.) y Egipto (3.000 a. C.); de allí pasó el movi­ miento cultural al valle del Indo (1.500 a. C.) y al valle del Amarillo. Así «en este movimiento hacia el Este, surge la gran cultura Mayo- Azteca y la cultura Inca, muy posteriores y ya en el primer milenio después de Cristo, y Chibcha en la cuenca del Magdalena y el Cauca ( ...) , dejando de lado las regiones de plantadores tropicales y en el Norte y en el Sur los nómadas de las llanuras y las pampas ( ...). Esta sería la primera etapa» 10. 2.2. Protohistoria «(Nuestra 'primera’ constitución o la formación de los elementos más radicales de nuestra cultura) comenzó allí en esa Mesopotamia antes nombrada, y no en las estepas euroasiáticas de los indoeuropeos. La protohistoria de nuestra cultura de tipo semito-cristiana, se origina en aquel cuarto milenio antes de Cristo, cuando por sucesivas invasiones las tribus semitas fueron influyendo toda la Media Luna» 11. Podemos apreciar cómo Dussel entronca la protohistoria con la prehistoria en un lugar común: los valles del Nilo y del Tigris-Eufrates. Desde allí arranca el movimiento cultural con direcciones opuestas y allí está la diferencia existente entre la prehistoria y la protohistoria. «Si la prehis­ toria tiene un movimiento de Oeste a Este con su centro en el Océano Pacífico, la protohistoria (...) tendrá su centro en el Mediterráneo Oriental» 12. 10. Id., Desintegración de la Cristiandad Colonial y Liberación, Salamanca 1978, 93-94. 11 . Ibid. 12. Id., Filosofía Etica Latinoamericana III, 32.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz