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110 JESUS GARCIA 7. C onclusiones 7.1. Es hora de releer la Historia desde la óptica del pueblo —clases oprimidas—. La Historia que debemos aprender —y enseñar— es la del pueblo; no la de los grandes y elitescos héroes sino la de los movimientos populares; de los procesos generados por los indígenas, mestizos, campesinos y obreros. Que el pueblo latino­ americano sea actor principal de las obras que se escriban. 7.2. El movimiento original del proceso cultural fue de Oeste a Este: en América Latina había grandes culturas cuando llegaron los europeos, quienes no descubrieron sino que invadieron y coloni­ zaron. No lo olvidemos. Es de suma importancia que asumamos todas las vertientes de nuestra identidad cultural, valorando cada una en su peculiaridad 103. 7.3. La tarea de los intelectuales orgánicos —filósofos, sociólogos, antropólogos, historiadores, ecónomos, teólogos...— debe redefi- nirse en función del proyecto de liberación pedagógica. Deben colaborar en el proceso de discernimiento y lucha del pueblo. Sólo así encontrarán verdadero sentido a su existencia y a su labor. Nuestros propios estudios adquirirán relevancia y pertinencia cuando nos capaciten para unirnos a las clases oprimidas como colaboradores en la lucha contra el imperialismo y contra las oli­ garquías nacionales. 7.4. Para que el pueblo pueda encontrar lugar a su utopía cultural; pueda expresar libre y espontáneamente su proyecto existencial, necesita llegar a los medios de producción y dirección. No bastan las disfrazantes formas de las 'democracias’ capitalistas. No se trata de un partido u otro, es necesario un cambio estructural, hay que crear condiciones objetivas que posibiliten al pueblo su realización. ¡No más miseria en el rico país del petróleo! 103. El presente trabajo adolece —entre otras cosas— de una falta de profundización en la importancia y los aportes de la etnia negra. Este tema merecería un estudio aparte. Para los interesados en este tema recomendaría el n.° 7 del año 76 de la revista v o z e s (setiembre 1982).