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APORTACION CIENTIFICA DE LOS CAPUCHINOS. 33 últimos adelantos de la impresión, y con un contenido ágil y al alcance de todos los terciarios y amigos de san Francisco. Se edita en Caracas y se distribuye en todo el país y en algunas naciones vecinas. En 1939, por acuerdo de los superiores capuchinos de Venezuela, comienza a publicarse Venezuela Misionera, que saldrá al público men sualmente y que durante cuarenta y cuatro años sería el órgano a tra vés del cual se darían a conocer las actividades de los misioneros capu chinos en las zonas de La Guajira-Perijá, La Gran Sabana y el Delta Amacuro. En ella los capuchinos han dado a conocer la cultura abo rigen, las tradiciones de las distintas tribus, su lengua, sus creencias religiosas y otras informaciones de sumo interés. Venezuela Misionera es un archivo inapreciable para conocer la obra de los misioneros capu chinos en el país. En 1983 inició una nueva etapa, agrandando su for mato y agilizando su contenido. Desde hace más de veinte años viene siendo también el órgano oficial de las Obras Misionales Pontificias en Venezuela. Su actual director es el P. Adrián Setién, capuchino ve nezolano, misionero durante muchos años en La Guajira, y formador ahora en las nuevas generaciones de capuchinos. Una vez concluido el Concilio, cuando las nuevas inquietudes pas torales hacían mella en toda la Iglesia, el P. Antonio Alonso, que había trabajado durante algunos años en Cuba, comienza a publicar una revista de orientación pastoral. Nuevo Mundo ha venido siendo desde entonces la única revista de pastoral en Venezuela. Por sus páginas han desfilado las más conocidas plumas y los más competentes teólogos y pastoralistas de América Latina. Como todo lo que ofrece novedad y es creativo Nuevo Mundo ha sido objeto de no pocas críticas por parte de algunos lectores, pero también de aplauso y seguimiento continuo por parte de la mayoría. Podemos decir que esta revista ha pasado ya por dos etapas en su configuración y actualmente se encuentra en la tercera. Desde su fundación hasta el año 1975, fecha en que abandona su dirección el P. Alonso, fue muy modesta en su presentación, con sesen ta y cuatro páginas, pero muy interesante en su contenido porque se hacía eco de todo lo que en liturgia, catequesis y pastoral en general se podía encontrar tanto en América Latina, como en el resto del mundo. De 1975 hasta 1980 la dirección le fue confiada al P. Manuel Díaz, recién llegado de cursar estudios en el Instituto de Teología y Pastoral del CELAM. Durante este lustro muchas firmas nuevas asomaron a 3
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