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52 MANUEL DIAZ ALVAREZ chinos se han servido de la prensa, la radio y todo tipo de medios para llegar aún a los más apartados, promoviendo no sólo la vida cris­ tiana, sino también la unidad de sus habitantes, de muy distinta clase social, color y cultura, y la familia como sólida institución, en un medio ambiente donde ha funcionado tan frágilmente. En Caracas y en el interior del país los capuchinos de la llamada primero Custodia y después Viceprovincia, tienen también muchas parroquias y colegios, así como otras obras sociales e instituciones de promoción y asistencia social. En Caracas fue creada como parroquia la iglesia de San Judas Ta- deo, más conocida con el nombre de iglesia de la Chiquinquirá. Ubi­ cada en una zona sumamente poblada y de clase media, con unas dimensiones considerables, puede ser tenida como una de las iglesias más capaces del país. A su lado funciona el colegio San Antonio, que celebró hace dos años sus bodas de plata y que imparte enseñanza primaria y secundaria a más de mil alumnos. Una gran parte de los caraqueños le deben al colegio su formación moral, cultural y humana. Muy cerca de esta iglesia, en un barrio marginal como es toda la zona de Chapellín, el P. Plácido Gutiérrez, quien fuera durante muchos años superior mayor de la Viceprovincia, levantó una obra social hace veinticinco años, en la que se imparte enseñanza primaria, profesional y artesanal a varios cientos de niños y jóvenes de escasísimos recursos. Son tres edificios en los que, además de estas enseñanza, hay comedor escolar, consultorios médicos y jurídicos. Esta obra se sostiene gracias al esfuerzo y la tenacidad del fundador y a la colaboración de personas y organismos desinteresados. En una urbanización de la periferia de Caracas, conocida con el nombre indígena de Macaracuay, los capuchinos están también presen­ tes a través de una iglesia (única en el sector de clase media y suma­ mente poblado) y un colegio de primaria con quinientos alumnos. Desde ese centro animan cristiana y humanamente uno de los barrios más pobres del Este de Caracas. Al lado de la iglesia de Las Mercedes ha venido funcionando hasta hace un año el cine popular Las Mercedes. Durante muchos años cum­ plió un papel moralizador para quienes deseaban un cine limpio y esti­ mulante. Durante más de veinticinco años los capuchinos estuvieron presentes en otra zona de la marginalidad, como son los barrios que circundan el aeropuerto nacional de Maiquetía. Allí fundaron una parroquia y

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