PS_NyG_1984v031n001p0029_0055

50 MANUEL DIAZ ALVAREZ y sacerdotes venezolanos. El Instituto publicó también varios folletos de orientación pastoral, escritos en gran parte por religiosos capuchinos. Como complemento a lo que ya hemos dicho sobre la actividad de los capuchinos en la prensa escrita, conviene decir que muchos capu­ chinos han colaborado durante todo el presente siglo en revistas y periódicos de todo el país, siendo los principales y más conocidos los Padres Cayetano de Carrocera, Cesáreo de Armellada, Antonio Alonso y Manuel Díaz, Carlos Bazarra y Adrián Setién, Adolfo Santos y Basilio de Barral. Ya en la década de los sesenta el P. Antonio Alonso tuvo bri­ llantes actuaciones en la televisión nacional, juntamente con otros sacer­ dotes y religiosos. Y desde hace tres años tiene una destacada presencia en este medio el P. Manuel Díaz Alvarez, como animador de las misas dominicales por los canales ocho y cinco, y como animador y realizador de un programa dominical por ambos canales también. A lo largo del año graba varios programas especiales para los distintos canales, sobre todo en las fechas de Navidad y Semana Santa. Otros capuchinos han participado en estos programas, invitados por el P. Manuel. El P. Ce­ sáreo ha sido invitado a muchos programas desde hace años. En Caracas y en el interior muchos capuchinos han llevado adelante varios programas de radio, sobre todo en Tucupita, Machiques, Ciudad Bolívar y Maracaibo. E l P. Manuel, juntamente con un P. Salesiano, dedican parte de su actividad pastoral a la confección de programas sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Videocassette, para ser distribuidos en los colegios católicos y en los grupos cristianos como punto de partida para la reflexión y el compromiso. Misiones-colegios-parroquias Como ya hemos dicho los capuchinos han sido tradicionalmente en Venezuela misioneros. Esa es su más absorbente ocupación aún en nues­ tros días. Actualmente tienen a su cargo tres Vicariatos Apostólicos, con una extensión superior a los cien mil kilómetros cuadrados, y con una población indígena cercana a los cien mil habitantes. En estos «territorios de misión», que comenzaron a existir jurídi­ camente a partir de 1922, excepto el de Machiques que no les fue ofi­ cialmente confiado hasta 1944, trabajan la mayor parte de los religiosos. Aparte de las actividades propias de todo misionero, entre las que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz