PS_NyG_1984v031n001p0029_0055

44 MANUEL DIAZ ALVAREZ veces reeditado. El P. Madridanos fue el primer director de la revista Venezuela Misionera. El P. Serafín de Oricain fue, durante casi cuarenta años, miembro de la comunidad capuchina de Las Mercedes. Se distinguió como cate­ quista, orientador de juventudes y director espiritual. Miles de venezo­ lanos maduros le deben a él su formación cristiana. Pues bien, para responder a las necesidades del templo de Las Mercedes publicó varios folletos, entre otros, L os doce sábados dedicados a la Inmaculada Con­ cepción de María (Caracas 1925), Triduo en honor de santa Teresita del Niño Jesú s (Caracas 1925), Historia y novena del glorioso arcángel san Rafael (Caracas 1941). El P. Estanislao de Peridiello, aparte de sus libros sobre la historia de los capuchinos castellanos en diversos países de América, escribió también una Novena en honor de Nuestra Señora de Las M ercedes (Caracas, La Juventud Católica 1914), así como una novena en honor a santa Inés y un librito sobre el Séptimo Centenario de la muerte de santa Isabel, reina de Hungría (Caracas, Gutenberg 1931). Podríamos decir que desde 1940 a 1950 la producción literaria de los capuchinos en Venezuela disminuyó considerablemente. En 1954 el P. Eduardo de Gema, recién llegado de España, donde se había dado a conocer fundamentalmente como poeta, escribe una completísima biografía del Dr. J o sé Gregorio Hernández (Caracas 1950), y otros libritos exquisitamente ágiles y rigurosamente históricos. El P. José Martínez publica un librito muy bien presentado con sus charlas por una de las emisoras de la ciudad de Mérida, bajo el título de Vidas a contraluz (Bogotá 1962). Pocos años después iniciaría su producción bibliográfica en Venezuela el P. Antonio Alonso, recién llegado de Cuba y muy adiestrado en cuestiones pastorales y literarias. Su primer librito es un atractivo comentario al Padre nuestro (Caracas, Paulinas 1964). Luego publicaría en Colombia un buen libro para la formación cristiana de adultos ( Formando hombres nuevos , Bogotá, Pau­ linas 1970) y en Venezuela algunos opúsculos litúrgicos y pastorales, como La oración del pueblo de Dios (Caracas, Nuevo Mundo 1972). De 1970 en adelante se inicia una nueva etapa en la producción literaria y pastoral de los capuchinos. Empiezan a escribir no sólo para sus cofradías y grupos reducidos de fieles, sino que, a través de Ed. Paulinas, tanto de Venezuela como de otros países de Latinoamérica, se hacen populares. Los inicios de esta nueva etapa fueron abundantes en producción pastoral. El P. Carmelo Santos publicó un folleto sobre

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz