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HISTORIA CAPUCHINA EN VENEZUELA 17 de los misioneros capuchinos de parte del rey y opuestos a la república. Había otro elemento además: la convicción expresada por más de uno de ellos de que los «mantuanos republicanos» no tenían preocupación por la causa indígena. Esta, defendida y sostenida por los capuchinos a lo largo de siglos, era para ellos prioritaria. Todas estas circunstancias hicieron posible la muerte violenta de muchos misioneros, la fuga de otros y el derrumbe de todas las misio nes. De esos siglos anteriores al 1900 quedan como testigos pueblos y ciudades fundadas, iglesias coloniales, relatos y memorias, pero ni un pobre edificio que haya sido convento de capuchinos. Sus viviendas fue ron demasiado elementales para resistir el tiempo: todo un símbolo de la actitud asumida y de la mentalidad de los misioneros capuchinos. Sobre las consecuencias de la destrucción de las misiones para los indígenas es testimonio elocuente el juicio de Baralt y Díaz en su Historia de Venezuela, un clásico en la materia (París, 1841, 276): «Desgraciada raza indígena; la libertad y la independencia conquistada en beneficio de todos han sido árboles sin fruto, o de fruto venenoso para ella, pues es vejada, estafada y escarnecida en estos últimos tiem pos por las autoridades civiles, apocada cada día se acerca al término de su existencia. Baste decir que la población indígena de los misione ros del Caroní que a principios del siglo xix era de 21.246, hoy está reducida a 7.500. Debemos deplorar la completa destrucción de las misiones, mayormente cuando no se han reemplazado por ningún otro medio de civilización, capaz de llenar el vacío que dejaron los misio neros». Ese era el gran problema: con qué llenar ese vacío. Esta incerti- dumbre dará origen a un fenómeno muy curioso: al lado de un Estado que avanza hacia un anticlericalismo sectario irá paralelo un Estado -obsesionado por conseguir que otra vez regresen los misioneros y se instauren las misiones. Sería demasiado prolijo presentar la lista de fechas que en ambos sentidos se van sucediendo a lo largo del siglo xix. A modo de ejemplo destacamos los siguientes: — 28 de julio de 1821. Supresión de conventos de varones que tengan menos de ocho sacerdotes profesos — 11 de julio de 1828. Decreto de Simón Bolívar restaurando las Misiones — 23 de febrero de 1837. Supresión total de los conventos de varones excepto los hospitalarios 2
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