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440 JUAN JOSE HERNANDEZ ALONSO una fuerza que trasciende al hombre y nunca manipulado por deseos personales, aunque estos sean de martirio y de gloria eterna. 3. Iglesia y Estado A pesar de que la idea central de Asesinato en la Catedral sea, como hemos constatado y el propio autor así lo ha afirmado5, el mar tirio de Thomas Becket, las implicaciones o derivaciones políticas no están totalmente ausentes de esta obra. Las nociones de Iglesia y Es tado, así como la relaciones que median entre estas dos sociedades no son ajenas a la trama de esta obra de T. S. Eliot; con todo, es preciso matizar a la hora de determinar y valorar exactamente los con tenidos de las mismas. Es presumible que, ante la invitación de escribir un drama sobre la figura de Thomas Becket para el festival de Canterbury, un escritor de tan acusada personalidad religiosa como T. S. Eliot tuviese ante su consideración el panorama político-religioso de la época. Sabemos, por sus escritos en prosa, que Eliot conoció profundamente la proble mática teológica de las relaciones Iglesia-Estado. Sabía perfectamente que la conciencia de la primitiva comunidad cristiana, que contrapo nía su ser y su misión a la realidad del mundo, se vería alterada a raíz de la paz constantiniana una vez que el mundo, de alguna manera ya cristianizado, pasase a reconocer oficialmente la realidad eclesial; sabía que, teóricamente, una parte esencial de la Historia de la Iglesia en la Edad Media quedaría reflejada en la postura que ésta adoptó frente al poder civil, constituido sobre todo en el imperio; sabía igualmente la teoría del agustinismo político de la sociedad con la que se llega a la alianza de las dos potestades, al famoso binomio medieval del Im perio y del Pontificado, en el que están en juego las hegemonías deten tadas unas veces por los Papas y otras por el Emperador; conocía asi mismo el proceso que comprende del siglo vm al xiv, es decir, toda la Edad Media, en el que gradualmente la convivencia de poderes se irá haciendo cada vez más difícil al surgir las nuevas nacionalidades y al desacralizarse el ámbito de lo profano. Y, más concretamente, Eliot 5. T. S. Eliot ha confesado en Poetry and Drama : «I wanted to concentrate on death and martyrdom», en F. K e r m o d e (ed.), Selected Prose of T. S. Eliot, London 1975, 140.
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