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444 JUAN JOSE HERNANDEZ ALONSO give I unto you». So then, He gave to His disciples peace,butnot peace as the world gives» 10. La paz cristiana no se conforma, por tanto, con categorías puramente humanas. Los discípulos de Cristo ignoraron muchas cosas que los hom­ bres del mundo denominan paz. Ellos no conocieron un hogar limpio ni pudieron ofrecer hospitalidad confortable a sus amigos, sino que, más bien, sufrieron en tierra y mar, incluso la prisión y la muerte en el martirio. Inmediatamente después de esta consideración sobre la paz el arzobispo recuerda a su congregación que el día 25, alegre y familiar, conduce al 26, fecha de llanto y de martirio. No es por azar que la Iglesia celebre la fiesta del primer mártir en fecha inmediatamente posterior a la del nacimiento de Cristo. Porque, en último término, la celebración de la fiesta de un mártir es la misma celebración de la muerte de Cristo, aunque, naturalmente, en proporción más pequeña. Por eso también nos regocijamos y lloramos a la vez en la conmemora­ ción de la muerte de un mártir. Desde la perspectiva diáfana de estas sencillas y precisasreflexio­ nes, Eliot concretiza la idea del martirio. Un mártir, como hemosex­ puesto anteriormente —por ello no es preciso insistir ahora— es un cristiano que ha llegado a ser instrumento de Dios de tal suerte que nada desea ya para sí mismo, ni siquiera la gloria del martirio. El sermón concluye con un recuerdo para el mártir Elphegue, arzobispo de Canterbury, y con una alusión personal de Thomas Becket referente a su inmediato martirio 11. Con estas reflexiones sobre el sermón finalizamos este trabajo no sin antes decir que, como afirma N. Coghill, en él se ofrece al lector la concepción más genuina de T. S. Eliot sobre la santidad cristiana y cuya inteligencia es absolutamente imprescindible para el entendi­ miento de la obra en general12. Juan José H ernánd ez A lo n so 10. O. c., 52. 11. San Elphege o Alphege vivió entre los años 954 y 1012; fue consagrado arzobispo de Canterbury en el año 1006 y asesinado en Greenwich, el 19 de abril de 1012, por negarse a pagar el rescate a los Daneses. 12. N. C oghill , Murder in the Cathedral by T. S. Eliot. With an Introduc­ tion and notes by N. Coghill, London 1975, 122.

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