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390 MANUEL GONZALEZ GARCIA 4. Segundo período: etapa segunda Historia como sistema (año 1935) marcaría la posición original de esta última etapa orteguiana. En ella se mantiene la orientación de Heidegger dando al historicismo una fundamentación ontologica. Sigue hablando Ortega del proyecto de existencia, pero imprime un nuevo rumbo a su pensamiento al hablar de la originalidad de tal proyecto. Pues éste ya no está condicionado o fijado por el pasado sino que es fruto de mi libertad. El hombre ha de hacer su vida, realidad radical cuyo carácter primario es el dinamismo. El hombre es causa de sí mis­ mo en el sentido más amplio, exceptuada la circunstancia que condi­ cione, en parte, su posibilidad: «Libertad es igual a infinito menos circunstancia. La vida es tan radicalmente posibilidad de ser, que ni siquiera ha de contar esta posibilidad con un ser ya en acto. La pre­ existencia que implica este ya le parece a Ortega incompatible con la existencia misma. No hay nada fijo y hecho en el ser del hombre. La vida como posibilidad y como pura, o casi pura, libertad, es la nega­ ción misma de la identidad» 57. Con esta concepción del hombre terminaría la evolución orteguiana que pasa desde la determinación natural que imponía el vitalismo de su primera producción filosófica a la total libertad de acción, variando el concepto de vida al ritmo de las diversas doctrinas filosóficas. Una valoración de Ortega La filosofía de Ortega ha sido estimada y valorada de muy diversa manera, incluso por sus propios discípulos. E. Nicol mismo recuerda de pasada algunas de estas opiniones discrepantes sin entrar en deta­ lles 58. Ya hemos indicado que Ortega fue considerado como el iniciador de una filosofía denominada «española», y que la exposición y la acri­ tica aceptación de sus ideas llevó a «la vaga noción de un pensamiento filosófico articulado, innovador y prestigioso» 59. Pero, ¿hasta qué pun­ to es esto cierto? ¿Cuál fue la verdadera vocación de Ortega? 57. HE 326. A renglón seguido señala E. Nicol la afinidad de las afirma­ ciones orteguianas con la filosofía de cuño no-eleático. 58. Cf. FH 249-250, 255-256. 59. HE 309.

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