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388 MANUEL GONZALEZ GARCIA La historia no es el único camino para conocer al hombre, se nece­ sita la cooperación de la psicología, pues las variaciones psicológicas dan origen a distintos sistemas de categorías. Estas serían las ideas fundamentales que marcarían el paso de la razón vital a la razón histórica. Sin embargo, la cuestión más intere­ sante consistió en que Ortega descubrió en 1933 a Dilthey con la sorpresa consiguiente que supuso para él ver planteado en otro pensa­ dor, y en alguna manera resuelto, su propio problema con antelación de años 51. Este descubrimiento provoca la diversa valoración que Ortega hace de Dilthey exaltándole como el filósofo más eminente de la segunda mitad del siglo xix o restándole méritos porque no llegó a explicar perfectamente su intuición histórica o puso a la razón vital por encima de la razón histórica52. 3. Segundo período: primera etapa La primera etapa del segundo período se caracteriza por una supe­ ración de Dilthey, siendo representativas de este momento las obras La "filosofía de la historia” de Hegel y la historiología (año 1928) y Pidiendo un Goethe desde dentro (año 1932). El tema característico de esta etapa es la razón histórica, acercán­ dose paulatinamente hacia la ontología. La psicología, que en la etapa anterior era necesaria para conocer al hombre, ahora es abandonada y la historia pasa a ocuparse de la realidad histórica misma, que con­ ducirá, inevitablemente, a una ontología del hombre, a la «estructura de la intimidad humana» 53. Esta estructura es presentada con la nueva categoría orteguiana de proyecto de existencia. Es interesante señalar el sentido que tiene este proyecto de existencia, pues: a) el proyecto no es ideado o elegido por el hombre, 51. En las pp. 315-320 de HE lleva a cabo E. Nicol una pequeña compara­ ción de textos entre Ortega y Dilthey a base de las respectivas obras Las Atlán- tidas y Mundo histórico. 52. E. Nicol considera este último punto de la doctrina de Ortega como el mayor desacierto que hace de la doctrina de Dilthey. Pues, cuando se produce el descubrimiento de este último en 1933, ya Ortega había abandonado la etapa del vitalismo y estaba iniciando la superación de algunos aspectos del historicis- mo diltheyano (cf. HE 310). 53. HE 321.

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