PS_NyG_1983v030n003p0339_03740410

374 MIGUEL G. ESTRADA artículo, de subrayar únicamente eso: es necesario que la comunidad religiosa se plantee en serio cómo tiene que ser y actuar para, a su vez, llamar y acoger en plan vocacional. Y esa misma necesidad la recalca el P. Schillebeeckx cuando escribe esto: «Por evangélico y hu­ mano que sea en su fondo nuestro modo de existencia, se nos exige una reestructuración radical. Debemos poner en juego todas nuestras energías si queremos evitar que nuestras casas se vacíen, que muchos se marchen y que nadie quiera entrar en ellas... Un instituto religioso que no quiera o no pueda adaptarse, debe aceptar las consecuencias y preparar sus funerales colectivos»28. Miguel G. E strada 28. La vida religiosa en conflicto con el nuevo concepto del hombre y de Dios, en Todos Uno, 1969, n.° 15, 179.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz