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COMUNIDADES RELIGIOSAS CON CAPACIDAD.. 365 Parece, por tanto, que lo mismo a nivel de relaciones sociales que a nivel de compromiso de fe, pasamos hoy por un momento en el que la gente pide conrelaciones profundas, convivencias intensamente com­ partidas 25. Existe, según parece, un ambiente general propicio a toda clase de comunicaciones comunitarias. Estamos, creo, a años luz de aquella mentalidad que hizo posible el viejo axioma: «yo y mi alma», Hoy los vientos soplan en otra dirección. Y no es que se desprecie ese «yo y mi alma». La gente entiende que el intimismo para que sea verda­ deramente humano y cristiano tiene que cuajar en el «nostrismo» que diría Laín Entralgo, en la convivencia, en la comparticipación, en la comunidad. Por lo demás, y al margen de la explicación del dato, aquí estamos: el hombre de hoy quiere vivir compartiendo, comunicándose, formando comunidad; y esto lo quiere vivir a niveles sinceros y muy profundos. Ahora bien, todo esto que vengo diciendo cuestiona a la comunidad religiosa en una doble dirección. Si el hombre de hoy tiene hambre por compartir, por convivir ex­ tensa e intensamente, esto quiere decir que la comunidad religiosa individualista, esquinada, en la que cada religioso tiene «su» vida, es una mónada, un compartimento estanco, va a desaparecer y a morir. Así de definitivas son seguramente las cosas. Creo sinceramente que no hay futuro ninguno para la comunidad religiosa de corte individualista desde el momento en que no conecta con aspiraciones medulares en el hombre de hoy. Y convendría decir esto, de una manera muy clara y convincente, a esos religiosos seguramente bienintencionados que sue­ ñan con dar fecundidad vocacional a sus comunidades a base de per­ feccionismos personales y cerrados. ¡Claro que la perfección íntima e intransferible de los religiosos, de cada religioso, es importante! Eso se da por supuesto. Pero si esa perfección no se comparte habrá que decir de ella que carece de garra vocacional, que carece de capacidad de acogida para aquél que, tal vez, llegue a la misma comunidad religiosa. El que ingresa hoy en una comunidad religiosa se desfonda totalmente si descubre que ha caído en un grupo que no convive, externa y pro- 25. Es manifiesto que existe una cierta vuelta al intimismo en determinados grupos religiosos. Pero creo que, en realidad, esos son movimientos sin futuro. Hasta donde alcanzo a ver y comprender las cosas, esas reacciones intimistas es­ tán protagonizadas por comunidades religiosas incapaces por mayores, por có­ modas o por despistadas. 3

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