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206 JOSE LUIS LARRABE se hace palabra» 14; pero San Buenaventura pone no menor insistencia en la parte, evangelizadora, que viene a renglón seguido en el texto agustiniano: esta eficacia viene «no por el mero hecho de pronunciar la palabra, sino de creerla» como palabra de Dios («non quia dicitur, sed quia cred itu r»)15. «Perfecto cristiano nadie puede ser, dice San Buenaventura comen tando el final del Evangelio de Mateo 28, si no ha sido bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»; ahí está el ori gen y fin del bautismo; y del bautizado (c. 2). He ahí la perspectiva original y final del bautismo desde el punto de vista teológico. Y ¿desde el punto de vista cristológico ? «Del hecho de que los apóstoles bautizaran en el nombre cristiano, en nombre de Cristo, nin guna dificultad surge, hay perfecta coherencia entre aquella perspectiva teológica y ésta, cristocéntrica, ya que Cristo sintetiza en sí todo el plan divino de salvación; por ejemplo, si hablamos de Cristo ungido, dice, se entiende tanto « y se incluye sin duda al Padre, por quien fue un gido; Cristo, que fue ungido; y el Espíritu Santo por quien fue ungido» 16. Habla luego San Buenaventura del misterio vacío y del misterio pleno: ¿dónde esta la diferencia fundamental? En la fe ante todo: «pleno es el sacramento de la fe» 17. ¿Que cuándo fue instituido el bautismo por Cristo? San Buena ventura se pregunta, pero no se muestra excesivamente preocupado por el momento preciso en que lo instituyó. Bien está lo que unos dicen: con ocasión de la visita que Nicodemo hizo a Cristo y éste le dijo en un momento dado de la conversación que «si no renaciereis del agua y del Espíritu Santo, no entraréis en el reino de los cielos» (Jn 3, 5); otros dicen que cuando Cristo envió a los apóstoles a predicar y a bautizar («ad praedicandum ...et ad baptizandum»); pero muestra San Buenaventura su preferencia por la tesis de que el bautismo fue ins tituido en el Jordán cuando fue bautizado el propio Cristo; es entonces cuando «con el contacto de su carne limpia comunicó a aquellas aguas, y todas, la fuerza regeneradora» 18. 14. S an A g u st ín , In Jo. Ev., tr. 80, 3: PL 35,1840. 15. S an B uen aven tura , In IV Sent., d. I ll, pars I, cap. 1. 16. Ibid., c. 3 citando a San Ambrosio. 17. «Plenum est fidei sacramentum» (c. 4). 18. Ibid., c. 5.
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