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228 JO SE LUIS LARRABE a hacer en la Iglesia» 126. Y obrando de esta manera, añade, aunque su intención no llegue al efecto y al fin, éste, el sacramento, se realiza y tiene lugar de hecho. Después de hablar de la potestad y de la intención necesarias en el ministro de los sacramentos, siempre la teología preguntó —ayer y hoy— sobre la calidad moral e interior de los mismos y si esto es un requisito o condición «sine qua non» de la validez de los sacra­ mentos por ellos administrados: incluso «el mal sacerdote no sólo da válidamente el sacramento sino también de suyo su fruto, dice San Buenaventura; y añade: no él mismo, sino Dios cuyos sacramentos son buenos y limpios» 127; «en lo que se refiere a la obra del sacramento como tal, esto proviene del mérito y dignidad de Cristo que lo insti­ tuye» no de la caridad o calidad moral del ministro que ojalá se den también para que éste no sea mero vehículo de la gracia y salvación sin vivirlas y apropiarlas él mismo subjetivamente en el ejercicio de su ministerio 128. Pero el mal ministro no quita la fuerza que de suyo, en y por Cristo, tienen los sacramentos, de manera análoga a como la semilla tiene fuerza al caer en el surco aunque elsembrador sea malo: «sicut semen jactum in terram aequaliter fructificat, sive sit bonus qui semi- nat, sive malus» dice a renglón seguido en el mismo lugar. ¿Peca el que se acerca a un sacerdote malo en la administración de los sacra­ mentos? De ninguna manera: «pecaría más el que lo recusa, creyendo que el sacramento dispensado por él está viciado, porque con ello haría injuria al sacramento» 129. Id, bautizad ... recibid el bautismo y vividlo en la fe y en comunidad Habla luego San Buenaventura de los que reciben el bautismo para salvación y de los que para perdición: «non sumunt ad salutem bap- tismum, sed ad perniciem» 13°: «tienen la validez del sacramento, pero 126. Ibid.: «intendit facere id opus, non tantum ut est actus ablutionis cor- poris, verum etiam ut est actus quídam consuetus fieri ab Ecclesia». 127. Ibid., a. II, q. 1, conclusio: «ñeque interius baptizat minister, sed Deus». 128. Ibid.: «et hoc pensatur secundum meritum et dignitatem Christi insti- tuentis». 129. Ibid.: «utrum peccet qui accedit ad malum sacerdotem dicendum quod non: imo magis peccat iste qui eum recusat, credens sacramentum per ipsum dispensatum esse vitiatum, quia facit iniuriam sacramento». 130. Ibid., Dist. VI, pars I, prólogo.

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