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EL BAUTISMO, INICIACION Y CAMINO DE LA. 225 Además, si el niño muere antes de que pueda ejercer aquí sus operaciones de fe y caridad, como está incorporado a Cristo y, por consiguiente, justificado, «el alma del niño, separada del cuerpo, podrá realizar perfectamente las operaciones que le corresponden» 111. Cuando de adultos se trata, en su acceso a los sacramentos, una de las consideraciones de San Buenaventura que es de todo punto nece­ sario tener en cuenta es que aunque la gracia se nos da según la libe­ ralidad de Dios, mucho depende de cómo se prepara cada uno, que no siempre coincide con la capacidad de recepción y respuesta que de suyo se tiene 112. No es que la bondad natural nos disponga a la gracia como exigiéndola (en ese caso no sería gracia); pero siempre es necesaria la buena preparación, tanta mayor cuanta pueda recibir la naturaleza y las dotes naturales recibidas 113. Pastoral del bautismo Hay buenas y malas formas de dar, de administrar, de recibir este sacramento: no todo da igual, no es lo mismo cualquier forma de actuación en esta pastoral sacramental (Dist. V). Pero una cosa, importante, conviene tener en cuenta en una y otra hipótesis: la de la buena o mala administración del bautismo: no es que éste dé una mayor misión cuando está bien administrado: «Ni es mayor la misión dada en el bautismo dado por un ministro bueno, ni es menor en el bautismo dado por uno malo» dice a este respecto San Buenaventura. «Sino igual, sigue diciendo, porque no es misión encomendada por hombre, sino por Dios» 114. El bautismo, en uno y otro caso, se da y se recibe para que luego tenga su despliegue en la dimensión eclesial: no sólo «para que en la sociedad católica reciba la vida» sino para que en ella la desarrolle y la lleve a plenitud: sa habla, pues, de comunidades cristianas nacidas del bautismo como ámbito adecuado en toda hipótesis para su des­ arrollo, y eso aunque pastoralmente haya sido —ojalá que no— defec- 111. Ibid., q. II: «Unde statim cum anima parvuli soluta est a carne, habet operationes sibi debitas». 112. Ibid., q. III: «bonitas naturae non disponit ad gratiam, ut necessitas, nec etiam ut congruitas, nisi interveniat praeparatio determinata, ut sic se prae- paret, sicut natura nata est capere». 113. Ibid. 114. Ibid., dist. V, prólogo.

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