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EL BAUTISMO, INICIACION Y CAMINO DE LA. 223 Cristo y a los demás 101: este bautismo «statim introducit in gloriam» dice San Buenaventura; y añade: «consigue el así bautizado —en su propia sangre— una palma más perfecta y más gloriosa que la del bautismo de agua» 102. Está claro, pues, que el bautismo del martirio es el que más vale, según éste y todos los autores de ayer y de hoy, entendiendo por tal no sólo la entrega de la vida en sí, sino la dignidad y limpieza de la causa. A ésta hay que mirar y vigilar en situaciones tanto de martirio como de vida cotidiana. También aquí, en una y otra situación, el mé­ rito viene de la pasión de Cristo, de su vida, muerte y resurrección: de ahí, del misterio pascual de Cristo, viene la calidad salvífica de toda otra vida (cotidiana o extraordinaria en cuanto a situaciones, por difíci­ les que éstas sean... cáncer, marginación, pobreza, etc.) (Apo 7, 14). Lo que a uno y otro martirio, propiamente dicho o testimonio de vida cotidiana, da valor no es sin más el dar la propia vida, sino darla en comunión con la de Cristo: «dealbaverunt eas in sanguine agni: non tantum in suo, sed etiam agni» añade al texto bíblico San Buena­ ventura en línea de exégesis e interpretación 103. También a la penitencia llama de alguna manera bautismo porque se trata de purificación del pecado, de la culpa: «est enim purificado a culpa, et sic est baptismus poenitentiae», dice San Buenaventura 104. El bautismo de los niños No se le ocultan las dificultades al respecto, ya que, en primer lugar, la salvación se opera y realiza a base de que haya comunión en­ tre dos voluntades: la del que da la gracia (Dios) y la de quien la recibe (y esto ¿cómo lo puede hacer la voluntad del n iño ?)105. Es la objeción de siempre, de la teología de ayer y de la de hoy. ¿Dónde está el comienzo de la argumentación a favor de su posibilidad teológica (de la pastoral hemos hablado anteriormente)? 101. En el momento en que escribo estas líneas, vengo de celebrar una misa por un joven de veinte años que ha muerto envuelto en llamas habiéndose lan­ zado libremente, voluntariamente, a salvar vidas envueltas en ellas. Después de haber salvado a tres asfixiados y haber mostrado a los demás el camino más corto para ganar la calle, ha muerto él mismo en llamas. Ha sido un gesto que ha conmovido toda la ciudad (YA, 16.IV.82, p. 11). 102. Ibid., q. II,conclusio. 103. Ibid., n. 2. 104. Ibid., n. 5. 105. Ibid., a. II, q. I.

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