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EL BAUTISMO, INICIACION Y CAMINO DE LA. 221 El bautismo válidamente recibido nunca es cosa muerta, del todo y para siempre muerta, porque no es cosa de hombre, sino de Dios, añade San Buenaventura refiriéndose a que imprime carácter y desde aquí surge o puede surgir durante toda la vida un manantial inagotable de gracia, cuya fuente está en la fuente bautismal, en este caso en el carácter del bautismo 93. Por supuesto que están bautizados los que dan la vida por Cristo; quiere con ello significar que éstos han ido directamente al fruto del sacramento, a la gracia porque dan la vida libremente y por amor a Cristo. Lo mismo ocurre con la fe y la contrición como sucedió con el buen ladrón, el cual recibió —aunque no pudo bautizarse— la pro­ mesa de que aquel mismo día estaría con Cristo en el paraíso 94. No sólo el que padece por pertenecer y seguir a Cristo, sino el que en medio de los sufrimientos, se adhiere a Cristo llega a esta misma gracia de justificación, aunque no tenga tiempo para bautizarse (cosa que lo hará más tarde si tiene tiempo), dice San Buenaventura95. Puede darse conversión a Dios sin sacramentos, añade; pero nunca, si desprecia los sacramentos. Son, pues, tres bautismos que pone San Buenaventura: «el bautismo de agua, de sangre, de penitencia» %. Puede alguien tener fe y penitencia y le aprovecharía para su salva­ ción aunque no haya tenido tiempo y posibilidad de recibir el sacra­ mento exterior; en cambio, hay otros que sólo han recibido el sacra­ mento exterior, pero no su gracia interior y entonces no les sirve para salvación ya que aquélla —gracia— es la única utilidad del sacramento, dice San Buenaventura en este prólogo a la II p a rte97. Aquél en quien se dan ambas cosas: disposiciones y recepción del sacramento del bautismo, «se hace nuevo hombre», «nueva creatura» y quedan disminuidas en él las secuelas e ímpetus hacia el pecado; y esto en virtud del bautismo recibido, aunque no esté exento de tentaciones y apetencias de «este mundo», dice a renglón seguido en el prólogo que estamos comentado. Tiene además el bautismo una gracia eclesial\ en efecto, por el bautismo entra «en el arca como el ramo traído a ella por la paloma» 93. Ibid., q. II, conclusio: «baptismus non est opus hominis, sed Dei: et ideo nunquam potest esse mortuum». 94. Ib id., pars II, prólogo. 95. Ibid. 96. Ibid.: «baptismus in aqua, in sanguine, in poenitentia». 97. «De his qui recipiunt rem sacramenti tantum».

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