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214 JOSE LUIS LARRABE que sirvan a esta regeneración bautismal del hombre, cuando se usan sacramentalmente61. Con esta elevación sacramental de los elementos de la naturaleza, también ésta —a un nivel cósmico— queda elevada y promovida, a la inversa de lo que ocurrió con el pecado, que contribuyó tanto a dete riorar no sólo al hombre sino su contorno: habitante y habitación. Y esta elevación le proviene desde Jesucristo, de ahí proviene la fuerza regeneradora y purificadora a las aguas: «siendo limpio el Señor, quiso sumergirse en las aguas para con su inmersión darles esta nueva dimen sión» 62, la cual proviene no precisamente de las aguas mismas, como si éstas fueran capaces de purificar y salvar al hombre, sino desde Dios, desde Jesucristo, a través de estos elementos sacramentales. Los sacramentos de la Ley Nueva o Evangélica son liberadores en varios sentidos: son más claros que los del AT. en cuanto a su signi ficación; son más eficaces a raíz de los misterios pascuales de Jesucristo; no imponen tantas y tan pesadas cargas como aquellos otros; los sacra mentos del Evangelio son más exigentes, en totalidad, pero no tan complicados como los del AT; sobre todo hay que tener presente que son sacramentos de verdad, de gracia y suavidad, como el Evangelio mismo que es «lex veritatis, et gratiae et suavitatis» 63. Enlaza este tema con el de la libertad de los hijos de Dios, pro veniente de la abundancia de gracia desde Jesucristo, con lo cual su yugo se hace ligero y su carga llevadera, dice al respecto San Buena ventura haciendo exégesis bíblica de estos lugares tan significativos (liberadores) del Evangelio64. Nuestra etapa de la historia de la salvación se caracteriza por «tener sacramentos más expresivos en cuanto a su significación, más eficaces en su poder curativo (terapéutico) y más ligeros en cuanto a la posibi lidad de ponerlos en práctica» dice San Buenaventura textualmente 65. Una vez que ha venido el Salvador, aquellos sacramentos, numerosos y complicados, han sido sustituidos por otros, por estos, «que son mayores en su virtualidad, mejores en su utilidad, más fáciles de poner 61. Ibid., art. I, q. II, conclusio. 62. Ibid. 63. Art. III, q. I, conclusio. 64. Ibid. 65. Ibid.: «...habere sacramenta expressiora ad signandum, efficariora ad cu- randum, et leviora ad portandum».
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