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2 12 JOSE LUIS LARRABE a evangelizar a los paganos, no creyentes47. Pero su parecer es que fue instituido este sacramento en el bautismo de Jesús a manos de Juan, siendo el motivo de su bautismo no la purificación (que no la necesi taba) sino la comunicación de la fuerza regeneradora y salvífica a las aguas bautismales en virtud del contacto de su carne limpia 48. Nuevamente viene afirmada por San Buenaventura la necesidad de la fe basándose esta vez en la autoridad de San Agustín, el cual decía que «después que prometimos creer, fuimos introducidos por tercera vez en la fuente sagrada» 49. Y ¿cuál es la causa o razón de ser de la institución del bautismo? «L a renovación de la mente, para que el hombre que por el pecado se había hecho viejo, fuera renovado por la gracia del bautismo». Lo cual, sigue diciendo, se lleva a cabo no sólo negativamente, abando nando vicios y pecados, sino también con la concesión de las virtudes 50. «Y no hay otra manera de que alguien deje de ser viejo y se haga nuevo, añade San Buenaventura: sino desterrando el pecado y adornán dose de virtudes... a esta realidad lleva el sacramento del bau tism o»51: a «la justificación» 52. En cuanto a facilitarnos el acceso al cielo abriéndonos sus puertas, esto es propio no ya de la circucisión o del bautismo, sino del hecho de que Cristo se ofreció como hostia viva y agradable a Dios por nos otros 53. Está muy lejos San Buenaventura de atribuir el efecto salvífico de la justificación sólo o principalmente al «ex opere operato» si por tal se entendiera el rito, en este caso el rito bautismal; antes bien para él, el «ex opere operato» sería y es la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el ofrecimiento — libremente y por amor— de la vida de Jesucristo como «hostia Salvatoris»; y de ahí les viene la fuerza salvadora a éste y a los demás sacramentos. El obstáculo para entrar en el Reino de los cielos, dice San Buenaventura, lo remueve el bautismo; pero ¿cómo? ¿de dónde le viene la fuerza? Y da la clave soteriológica al respecto centrando el tema en la pasión, muerte y 47. Ibid.)} parte II, prólogo. 48. Ibid. 49. Ibid.: «Postquam nos credere promisimus, tertio capita nostra in sacro fonte demersimus». 50. Ibid.: el don de las virtudes y su puesta en práctica. 51. Ibid. 52. «Res ergo huius sacramenti est justificatio» (ibid.). 53. «Sed Hostia Salvatoris» (ibid.).
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