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162 ADOLFO GONZALEZ MONTES ra— sobre «un fragmento de la superficie terráquea», los hombres reciben sobre su temperamento la influencia de su geometría; y de ese combinado de cálidos y gélidos; de nubes, sol y viento; de humedad, pluviosidad y sequía, que llamamos clima. Límpidos u opacos, luz y colorido o penumbras, a partir de los elementos anteriores, configuran el paisaje, que constantemente pulsa la sensibilidad de los hombres que lo habitan. En un reciente libro, al que pertenecen las expresiones entrecomi lladas de las líneas precedentes, Pedro Laín Entralgo ha distinguido tres grandes variedades de paisaje: el paisaje-regazo, el paisaje-suelo y el paisaje-morada 13. A estas distintas estructuras paisajísticas perte necen tierras y hombres distintos de España. Marañón, dándonos ya temperalmentalmente considerados los diversos tipos del español, se pregunta: «¿Cómo han de ser iguales [he citado ya estas palabras del médico] el vasco esquemático y el andaluz fluido, o el catalán sensual y el hombre seco y austero que lucha con el rigor de la meseta de las dos Castillas?» 14. Las distintas tierras de nuestro suelo hispano hacen hombres distin tos, como los hacen las tierras diversas de los continentes. No pueden ser iguales el inglés linfático, que se despierta cada mañana con la nie bla plomiza suspendida sobre su cabeza, el celta de la verde Bretaña francesa y nuestro labrador castellano, que ve dorar las mieses del seca no de la meseta a golpes de un sol macizo y plúmbeo. A cada retazo de 13. Laín E ntralgo , A qué llamamos España, Madrid 1971. De él entresaco estos textos: 1) Paisaje-regazo: «Realízase... cuando el contemplador siente que aquel trozo de tierra le acoge, le envuelve yle hace olvidar el cuidado y la res ponsabilidad de seguir realizando humana y personalmente su propia existencia. Como si fuese la Magna Mater de las viejas mitologías, el mundo en torno nos mete entonces en su seno, nos convierte una y otra vez en niños bien arropa dos y protegidos. Es el " paisaje-regazo” ». 2) Paisaje-suelo: «Cobra realidad... cuando la tierra que vemos, por la simple virtud de su apariencia visible, de un modo, en consecuencia, irreflexivo e inmediato, nos aguija y pone en pie, nos impulsa a realizar con decisión nuestra vida propia o sugiere en nosotros, al menos, la idea de una acción esforzada y tensa. Más que regazo o cuna, el mundo en torno háceses ahora ámbito de una existencia viadora. Es el "paisaje-suelo” ». 3) Paisaje-morada: «Junto al paisaje-suelo y al paisaje-regazo, el paisaje-morada la tierra en que uno se de-mora para vivir en ella... Es un lugar para quedarse. y es inútil que la fuerza de las cosas nos arrastre: tenemos que arrancarnos a tres tirones, y unas briznas de nuestro ser se desprenden de nosotros y quedan en el suelo...». Véanse las págs. 22 y 44 de o. c. Subrayados míos, así comode las expresiones entrecomilladas, a las que me he referido. 14. Notas sobre Huarte, III, 276.
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